SOSTENIBILIDAD/ Consejeros y gestores de hospitales coinciden en que no es la solución principal para los problemas financieros del SNS

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Raimon Belenes, director general del Hospital Clínic, cree que su implantación supondría una sobrecarga adicional para los profesionales

En los hospitales portugueses, donde la tasa se paga a través de máquinas expendedoras, sólo un 15% de los pacientes la abonan

| 2010-10-29T17:22:00+02:00 h |

Esther martín del Campo

Madrid

El debate sobre el copago sanitario se acaba colando en cuantas mesas abordan la sostenibilidad del sistema público, aun cuando la base de la misma sea el análisis de medidas estructurales más allá de esta herramienta. La semana pasada los consejeros de la Comunidad Valenciana y Baleares, Manuel Cervera y Vicenç Thomàs, el director general del Hospital Clínic de Barcelona, Raimon Belenes, y el director general de Ribera Salud, Alberto de Rosa, aportaron su propia visión sobre las reformas que precisa la sanidad española en su análisis sobre el informe de Antares Consulting que propone diez medidas estructurales para afrontar las causas del crecimiento del gasto (ver GM nº 347).

A estas alturas del debate, nadie cree que el copago sea la solución a los problemas financieros, tal y como indicó Cervera, aunque Thomàs sí se mostró partidario de introducir cambios en el copago de los fármacos, argumentando un importante cambio social. Sin embargo, el análisis que arroja un nuevo enfoque sobre la utilidad de esta herramienta fue el aportado Raimon Belenes, que aplaudió el contenido del informe argumentando, entre otros puntos, que va más allá de este tipo de propuestas. En cualquier caso, Belenes subrayó los múltiples matices de esta discusión y destacó, a modo de ejemplo, que un copago bajo acentuaría un cierto carácter ‘indigno’ del acto profesional. En su opinión, un copago de cinco euros por consulta en atención primaria, y diez por urgencias y por día de estancia hospitalaria, respectivamente, sí podría aportar fondos adicionales para el sistema. No obstante, el objetivo de ejercer un cierto control sobre la demanda no supondría necesariamente un alivio para los profesionales sanitarios, sino nuevas sobrecargas para gestionarlo. Dejando a un lado la discusión ideológica, la propia implantación de este sistema vendría cargada de dificultades, indicó Belenes, que preguntó sobre la posibilidad de que tuvieran que “recaudarlo” los propios sanitarios. En la práctica, existe el riesgo de transformar al profesional en una suerte de ‘cobrador’ que exija a los ciudadanos el pago del servicio. Belenes puso como ejemplo la realidad de los hospitales portugueses, donde los pacientes abonan su copago, o más bien lo eluden, con la ayuda de máquinas expendedoras.. Algo común, según ha podido constatar el director en conversaciones con sus colegas del país vecino, donde aseguran que apenas el 15 por ciento de los pacientes pasa por caja. “Hay que priorizar el gasto público y no se puede hablar de copago cuando las comunidades están financiando canales de TV regionales de dudosa calidad” espetó.

En este debate, Alberto de Rosa apuntó que los clientes de las compañías de seguro ya efectúan un copago indirecto, en la medida que descargan el sistema público.

Pacto y liderazgo

Frente al alcance cuestionable de esta medida, el pacto se convierte, más que nunca, en el único camino hacia la sostenibilidad. Cervera y Thomàs abogaron por un acuerdo global entre la Administración central y las comunidades que mejore la financiación y busque la cofinanciación, según Cervera, y reste protagonismo, a la vez que permita reformas valientes, sin necesidad de recentralizar competencias, tal y como matizó el consejero balear. Para Belenes, el acuerdo es más necesario que aportar nuevos fondos. El director gerente del Clínic aseguró que se conformaría “casi con una estrategia de implantación de programas de mejora de la eficiencia que sea compatible con las competencias de las comunidades autónomas”, remarcó.

Para el responsable de Ribera Salud es fundamental la apuesta por la financiación capitativa y por alinear los objetivos de las organizaciones con la Administración, un punto en el que coincidió con el resto de los participantes, que también admitieron la necesidad de aportar flexibilidad al ámbito sanitario, según recoge el informe de Antares. En este sentido, Belenes recordó que el 80 por ciento de los hospitales españoles arrastra normas rígidas y obsoletas del anterior modelo.

En la batería de reformas, también se contempló la transformación de la política de recursos humanos. Thomàs apuntó la necesidad de dar homogeneidad al SNS en RR.HH. y en retribuciones, mientras Cervera reclamó un acuerdo nacional que permita dar más peso en las nóminas de los facultativos a los ingresos variables, que deberían suponer entre un 30 y un 40 por ciento de la misma y estar alineados con los objetivos de la Administración. Desde el ámbito de la gestión hospitalaria, De Rosa denunció las múltiples barreras en la gestión de estos recursos y Belenes reivindicó más protagonismo de los estudios de productividad.