C. S. Madrid | viernes, 29 de enero de 2016 h |

El cáncer de ovario es el quinto tumor más frecuente y la sexta causa de muerte por cáncer en la mujer. Es una enfermedad que todavía se diagnostica tarde (unos 3.200 casos cada año) y en la que aún existen necesidades médicas sin cubrir.

Se calcula que de entre todos los casos de cáncer de ovario, alrededor del 10 o 15 por ciento presentan mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2. Un porcentaje “importante” que ya se puede beneficiar de olaparib (comercializado por AstraZeneca como Lynparza), dado que es el único tratamiento de mantenimiento oral (16 comprimidos al día) para pacientes con cáncer de ovario seroso de alto grado, trompa de Falopio o peritoneal primario, con mutación BRCA sensible a platino, en recaída, que están en respuesta a quimioterapia basada en platino, como explicó el presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Ovario (Geico), Antonio González.

Asimismo, el especialista subrayó que, gracias a esta nueva opción, la progresión de la enfermedad se retrasa “de forma significativa”. En concreto, olaparib reduce el riesgo de progresión de la patología en un 82 por ciento y aumenta la mediana de supervivencia libre de progresión (SLP) en 6,9 meses en comparación con placebo.

“Es la primera vez que podemos seleccionar, realmente, a las pacientes en base a una alteración. Hablamos de una medicina personalizada, de precisión”, prosiguió el experto, quien añadió que otro dato positivo es que se puede usar en cualquier línea de recaída de cáncer de ovario, siempre y cuando la paciente haya respondido previamente a platino.

Pedro Pérez Segura, coordinador de la Consulta de Consejo Genético del Hospital Clínico San Carlos, remarcó la importancia de la realización de tests genéticos que permitan determinar la mutación BRCA y del asesoramiento.

“Nunca se debe plantear la realización de un análisis genético si no se asegura que esa persona va a tener un asesoramiento correcto”, concluyó.