GM Madrid | viernes, 12 de mayo de 2017 h |

Un trabajo publicado en la revista ‘Molecular Cell’ por investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa ha demostrado uno de los mecanismos que mantienen las neuronas vivas durante la vejez.

El hallazgo aporta nuevos datos relacionados con la aparición de enfermedades como el Alzheimer y explica que a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de las células del organismo, las neuronas deben mantenerse saludables con el paso del tiempo, ya que no pueden ser reemplazadas por otras más jóvenes y deben hacer frente a las alteraciones como el estrés oxidativo, el daño genético o el plegamiento inadecuado y la agregación de determinadas proteínas.

Según explica el investigador Carlos Dotti, el estudio identificó “un nuevo mecanismo de defensa celular ante la aparición de estrés metabólico, el que se acumula en las neuronas con el paso del tiempo. En presencia de estrés, la proteína MGRN1/Mahogunin se desplaza desde el citosol, el líquido que se encuentra dentro de las células, al núcleo de estas”.

Los científicos analizaron genes con niveles de expresión alterados en zonas del cerebro sensibles a la aparición de signos relacionados con la enfermedad de Alzheimer. Uno de ellos fue la proteína MGRN1/Mahogunin, de la que comprobaron que también estaba alterada en el cerebro de animales viejos no afectados por la enfermedad.

“Este gen está relacionado con los defectos cognitivos y en el cerebro viejo, la proteína se desplaza y queda secuestrada en el núcleo de la célula. A través de una serie de experimentos bioquímicos y moleculares, demostramos que la causa de este desplazamiento es la pérdida de función del proteasoma, un complejo proteico que se encarga de degradar las proteínas dañadas o no necesarias”, añade Dotti.

Por tanto, durante la vejez, las neuronas se defienden de los efectos nocivos, como la pérdida de función del proteasoma, gracias, entre otras cosas, al desplazamiento al núcleo de la célula de proteínas como la Mahogunin. Con ello se promueve la expresión de genes de supervivencia y, en consecuencia, también mejora la función cerebral.