C. S. Madrid | viernes, 02 de septiembre de 2016 h |

Hasta ahora, todos los estudios epidemiológicos y retrospectivos habían indicado que el síndrome de la apnea del sueño estaba relacionado con un mayor riesgo cardiovascular (CV) y mortalidad asociada. Lo que todavía se tenía que demostrar era si tratando ese síndrome con la CPAP (Continuous Positive Airway Pressure) era posible disminuir ambos factores. Ahora, la publicación del estudio clínico internacional SAVE en el The New England Journal of Medicine concluye que el tratamiento con este dispositivo no reduce la probabilidad de morir por causas CV, ni de sufrir un ictus o un infarto de miocardio.

Este ha sido el estudio “más importante” que se ha realizado sobre apnea del sueño a nivel mundial y en el que han participado 2.717 adultos de entre 45 y 75 años con apnea del sueño moderada o grave y enfermedad coronaria o cerebrovascular de siete países.

“Todos los participantes habían tenido previamente un infarto, una angina o un infarto cerebral”, explica a GM la neumóloga Olga Mediano, del Hospital Universitario de Guadalajara y la coordinadora en España de este trabajo. Posteriormente, se comprobó si tenían síndrome de apnea del sueño o no y de entre aquellos que lo tenían moderado o grave, la mitad fue tratada con CPAP y el resto con tratamiento convencional, prosigue la especialista.

“Nuestra hipótesis era que la CPAP mejoraría el pronóstico de los pacientes con apnea sueño en cuanto a mortalidad y eventos CV futuros”, recalca. Lo que ha ocurrido, agrega, es que no se han visto diferencias ni en mortalidad ni en nuevos eventos en ninguno de los dos grupos.

Alternativas

Esto no quiere decir que el síndrome de apnea del sueño no aumente el riesgo CV de nuestros pacientes. “Esto no hemos podido demostrarlo, simplemente sabemos que con este tratamiento no se puede reducir ese riesgo”, precisa Mediano. Una frase que no significa que no haya otras alternativas terapéuticas que puedan conseguirlo.

La neumóloga menciona que algunos de los pacientes empleaban la CPAP una media de tres compresoras por noche, lo que indica que más de la mitad de la noche estaban sin la máquina. ¿Y si la utilizasen en más ocasiones? “Sin duda se requieren más investigaciones para seguir aclarando las dudas que surgen a partir de estos resultados”, señala.

¿Qué alternativas tienen entonces estos pacientes? “Los pacientes con este síndrome —somnolencia durante el día, cansancio excesivo, etc.— tienen la indicación de CPAP porque lo que sí está más que demostrado es que este dispositivo disminuye esos síntomas y el riesgo de accidentes de tráfico debidos a la somnolencia, además de mejorar su calidad de vida”, declara.

Ahora, después de la publicación del estudio SAVE, “lo que no está indicado es tratar a los pacientes que no tengan síntomas, solo por tratar de prevenir su riesgo CV futuro”, insiste Mediano, quien añade que antes existía la duda de si había que tratar con CPAP a aquellos pacientes que tenían este síndrome pero que no presentaban síntomas, con el único objetivo de intentar rebajar el riesgo de muerte CV. “Ahora, parece que no tiene sentido recomendar CPAP con esa idea”.

Finalmente, la experta incide en que el segundo endpoint era analizar qué ocurría con su calidad de vida, así como con otros parámetros como la ansiedad, depresión, etc. “Se han disminuido sus niveles de ansiedad y depresión, se ha logrado que falten menos a trabajar y, de forma general, hemos mejorado su calidad de vida incluso cuando el paciente no tenía percepción de que su calidad de vida estuviera deteriorada”.