GM Madrid | lunes, 10 de septiembre de 2018 h |

El Hospital de Mérida ha comenzado a aplicar la técnica scalp cooling en pacientes con cáncer que están recibiendo quimioterapia. Esta técnica consiste en emplear un casco que enfría el cuero cabelludo, lo que evita la caída del cabello.

El gerente del Área de Salud de Mérida, Juan Carlos Escudero, ha explicado que la técnica lleva funcionando desde mediados del pasado mes de julio y que supone aplicar frío para que “la quimioterapia de algunos pacientes enfermos de cáncer no llegue al cuero cabelludo” y “por tanto, no se caiga el pelo que es una causa muy importante de frustración, sobre todo para mujeres”.

Según Escudero, “no sirve para todos los pacientes” ni “para todos los tratamientos” ni “para todos los cánceres” sino “para tumores sólidos”, por lo que “se excluirían casi todas las leucemias, algunos linfomas y es para aquellos tratamientos que producen caída de pelo”.

Además, “la situación de efectos que pueda tener esta técnica se circunscribe sólo y exclusivamente a la temperatura” porque hay pacientes a quienes “el frío les molesta más” pero ha afirmado que ésta “es la única sintomatología”. La temperatura del casco empleado oscila 19 – 21 grados.

La técnica consiste en colocar el gorro frío al paciente “media hora antes de iniciar el tratamiento”, debe mantenerlo puesto durante el mismo y dejarlo “media hora o una hora después” de concluirlo. Esto supone que “enfermería va a tardar un poco más” con la atención a estas personas. Será necesario organizar los tiempos de estos profesionales y su trabajo, además de habilitar un espacio para los pacientes que usan esta técnica.

Escudero asegura que los pacientes están “satisfechos” con el casco frío. Por ejemplo, apunta el caso de una paciente con cáncer de mama que trabaja de cara al público y que decidió recurrir al scalp cooling por discreción y no tener que dar explicaciones en su puesto laboral, ya que deseaba seguir trabajando y no darse de baja.

“Según estudios científicos, entre el 5 y 10 por ciento de pacientes que tienen que seguir un tratamiento con quimioterapia la rechazan precisamente por la caída del pelo”, ha apuntado Escudero.

La realidad es que en pocos hospitales públicos se aplica esta técnica, a pesar de que su coste es de unos 14.000 euros. Para Escudero, su generalización es sólo cuestión de tiempo.