J. A. R. Barcelona | viernes, 17 de marzo de 2017 h |


La ecocardiografía es una prueba muy adecuada en la valoración del paciente traumatológico grave



Sería idóneo que los no cardiólogos realizaran al menos el 70% de las posibilidades de la técnica


La ecocardiografía es ya actualmente la técnica de elección para el diagnóstico y el seguimiento de la mayoría de las cardiopatías. Se trata de una prueba muy útil que permite obtener una imagen en movimiento del corazón. Para realizarla, se aplican ultrasonidos, y, de este modo, se obtiene información sobre la forma, el tamaño, la función, la fuerza, el movimiento, las paredes y las válvulas de este órgano.

Asimismo, también es de ayuda para valorar el estado de la circulación pulmonar y sus presiones, así como comprobar si ha producido un derrame pericárdico, es decir, si hay líquido alrededor del corazón.

Pero, como explica Artur Evangelista, jefe de Imagen Cardíaca en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, no sólo los especialistas en cardiología deberían saber realizar esta prueba. En España, comenta este experto, es necesario mejorar la formación de los médicos no cardiólogos para que aprendan a realizar un ecocardiograma, ya que esta técnica se emplea no sólo en cardiología, sino también en la unidad de cuidados intensivos y en anestesia.

Así, la ecocardiografía se utiliza de forma obligatoria en cirugías cardiológicas como, por ejemplo, en las que se repara una válvula. “De este modo, en la misma intervención, se puede valorar si el cirujano ha reparado la válvula o la ha colocado correctamente y no hay que esperar varios días tras la cirugía”, explica este experto.

Por otro lado, comenta Evangelista, en el campo de los cuidados intensivos, esta prueba es muy adecuada en la valoración del paciente traumatológico grave. “La fast-eco permite ver el estado visceral y de la pleura. Asimismo, la ecocardiografía ayuda a valorar la volemia”, comenta Evangelista.

En el campo de la anestesia, “la ecocardiografía es adecuada para valorar cómo se contrae el corazón del paciente anestesiado, si los líquidos son adecuados o no…”, añade el jefe de Imagen Cardíaca del Vall d’Hebron.

Más formación

Pero Evangelista se lamenta de que el uso de la ecocardiografía más allá de las patologías cardiológicas y de los propios cardiólogos no se ha extendido tanto en España como en otros países. Por ese motivo, el Hospital Universitario Vall d’Hebron lleva a cabo cada año el “Curso de ecocardiografia básica y de ecocardiografia en urgencias, cuidados intensivos, quirófano y reanimación”, en el que se combina la teroría con la práctica en simuladores, y que el pasado mes de febrero celebró su décimotercera edición. “Hay que tener en cuenta que un residente en cardiología necesita nueve meses para dominar la ecocardiografía —comenta Evangelista—. No es necesario que anestesiólogos, médicos de urgencias y otros expertos dediquen tanto tiempo, pero cursos como este permiten que aprendan los conceptos más relevantes de su uso”.

A juicio de Evangelista, sería adecuado que los no cardiólogos supieran realizar al menos el 70 por ciento de las posibilidades que permite esta técnica. “El 30 por ciento restante se las pueden consultar a los cardiólogos”, añade este experto.