CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 29 de septiembre de 2017 h |

El interés mediático que existe en torno a la medicina personalizada y los avances que se están generando en este campo es incuestionable.

La integración de datos clínicos, el empleo de las tecnologías ómicas, las aplicaciones de la imagen biomédica y bioinformática para una traslación eficiente a la práctica clínica son los ejes de la medicina de precisión. Teniendo en cuenta que los profesionales han sido autodidactas en todo este nuevo paradigma: aprendiendo de forma simultánea a los avances que se han ido descubriendo, los expertos insisten en la necesidad de comenzar a formar desde el inicio, es decir, en la universidad.

Por ello, la Fundación Instituto Roche y la Fundación Madrid Excelente, con la colaboración de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid impartieron un curso de medicina de personalizada de precisión a los futuros profesionales.

La oncología es una de las áreas donde más se está avanzando. Como explicó Ramón Colomer, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Universitario La Princesa de Madrid, la integración de datos en la práctica clínica diaria se ha convertido en el principal desafío en este terreno. Colomer hizo un recorrido desde el abordaje clásico del cáncer hasta la actualidad, donde los grandes avances en inmunoterapia están copando el arsenal terapéutico en cáncer. “La oncología de precisión define los cánceres según sus causas moleculares, además de los signos y síntomas tradicionales”, indicó el experto, al tiempo que comentó las fases de la medicina de precisión.

De dónde venimos…

Actualmente, se está trabajando en un número pequeño de alteraciones moleculares, es decir, se limita al tejido de origen. Este es el contexto de los biomarcadores en el desarrollo de estrategias de medicina personalizada. “Los biomarcadores moleculares predictivos de respuesta a tratamientos específicos se están utilizando especialmente en el caso de pacientes con cáncer de mama, pulmón, colorrectal y melanoma”, recordó.

A dónde vamos…

Colomer habló de la segunda fase: los grandes bancos de tumores que analizan gran número de mutaciones. Pocos han sido los pacientes que se han podido beneficiar de ello, debido al alto coste, una situación que no dudará mucho, ya que, a su juicio, a corto plazo será posible disponer de la próxima generación de secuenciadores y proveedores de servicios de diagnóstico molecular para ayudar en la interpretación. “Se está convirtiendo rápidamente en estándar de atención en los principales centros de cáncer en todo el mundo”, indicó.

Colomer que puso el ejemplo del Centro de Diagnóstico Integrado del Hospital de Massachusetts.

Dónde queremos estar…

Con todo, ¿hacia dónde vamos? El tercer eslabón de la cadena es la medicina de precisión 3.0. Colomer habló de los métodos de ingeniería inversa estadística basados en redes.

Las decisiones de tratamiento, el monitoreo y las opciones de tratamientos subsiguientes se basan en el análisis molecular de la bioquímica. Cada tratamiento es probado en una pequeña cohorte de pacientes, y la agregación de los resultados consigue pruebas sólidas, gracias al desarrollo de herramientas informáticas y de análisis.

Sin embargo, para ello, hacen falta superar los obstáculos económicos, sociales y estructurales, y convencer a los financiadores para que se cubra el uso fuera de indicación de los medicamentos aprobados.

Con todo, estos son los tres escenarios en los que oscilará esta nueva medicina. Si hasta ahora los profesionales han sido autodidactas, lo que está claro es que la facultad debe dar ‘ese paso’ de seguir acercando los avances para poner a la vanguardia a los futuros profesionales.