CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 13 de abril de 2018 h |

En el campo del cáncer colorrectal se han dado avances en los últimos años muy notables, donde se ha incorporado nuevos fármacos quimioterápicos y biológicos, que se utilizan conjuntamente para maximizar la eficacia.

Todo esto dentro de una estrategia, en ocasiones, complicada: “porque hay pacientes que deben pasar por cirugía, con técnicas ablativas locales, al tiempo que se incorporan nuevos biomarcadores”. Este es el escenario actual de los tumores digestivos que esboza el académico de la Real Academia Nacional de Medicina, Eduardo Díaz-Rubio. Como asegura en este área de la oncología se ha avanzado más rápido en el campo de los biomarcadores. “Hoy hacemos RAS y RAF en primera línea, y en segunda línea estamos con el análisis de otros biomarcadores como la inestabilidad del microsatélite, además del HER2”. A su juicio, no es otra cosa que la configuración de la medicina de precisión.

Lo que se intenta construir es una estrategia que no aspira a otra cosa que individualizar a cada paciente. Para ello, “es preciso la medicina multidisciplinar y hospitales con experiencia, con plataformas y con la tecnología necesaria”.

Los resultados son claros. Se ha conseguido aumentar la supervivencia en este terreno del cáncer colorrectal y aumentar la perspectiva de “estar vivo y sin enfermedad durante muchos años”.

En definitiva, los desafíos se centran en incorporar nuevas tecnologías como la biopsia líquida para tener datos de todas las metástasis y datos respecto a su comportamiento, además de hacer determinaciones y fotos a lo largo del tiempo para tener una idea de la evolución de la enfermedad.