GM | martes, 24 de octubre de 2017 h |

Liderado por la Clínica Universidad de Navarra, se pone en marcha el primer ensayo clínico europeo que combina radiación e inmunoterapia en el tratamiento de tumores hepáticos primarios. En esta investigación participan 9 hospitales universitarios españoles: Hospital Clinic de Barcelona; hospitales Gregorio Marañón, 12 de Octubre y Ramón y Cajal de Madrid; Hospital Central de Asturias en Oviedo; Hospital Lozano Blesa de Zaragoza; Hospital Cruces de Bilbao; Hospital Donostia de San Sebastián y la Clínica Universidad de Navarra de Pamplona.

El objetivo de la investigación es tratar a 40 pacientes con hepatocarcinoma que no presenten metástasis fuera del hígado y no se consideren buenos candidatos para tratamientos quirúrgicos, ablativos (de eliminación) o de quimioembolización.

El cáncer de hígado o hepatocarcinoma es con mucho el más frecuente de los tumores hepáticos primarios. A nivel mundial se diagnostican casi un millón de nuevos casos al año y es la tercera causa de muerte por cáncer. España es una zona de incidencia intermedia, donde se calcula que se diagnostican más de 4.000 pacientes todos los años.

“Cuando la enfermedad se detecta en etapas precoces, tratamientos como la resección (extirpación), el trasplante o la ablación percutánea permiten la curación o una supervivencia prolongada”, indica el director de la Unidad de Hepatología de la Clínica Universidad de Navarra, Bruno Sangro. En fases más avanzadas, “cuando la enfermedad es más voluminosa, pero no se ha extendido fuera del hígado, aunque el pronóstico sea peor, los tratamientos intraarteriales son útiles y la quimioembolización es el más utilizado de ellos”, asegura. La única opción hasta ahora disponible cuando la enfermedad se encuentra todavía más avanzada “es el tratamiento sistémico con Sorafenib”.

Radioterapia interna más inmunoterapia

La radioembolización o radioterapia interna selectiva permite irradiar tumores hepáticos grandes o múltiples “de una forma segura y eficaz mediante la inyección en la arteria hepática de unas micropartículas radiactivas”, describe el Sangro. Una vez liberadas en el torrente sanguíneo hepático, las partículas se alojan preferentemente en el interior de los tumores y allí, la radiación emitida por el isótopo Yttrium 90 que contienen alcanza de lleno al tejido tumoral. Las microesferas de resina con Y90 SIR-Spheres son este tipo de partículas.

Por su parte, la inmunoterapia mediante fármacos inhibidores de las llamadas moléculas immunocheckpoint o puntos de control inmunitarios, “es hoy en día un tratamiento eficaz en tumores de muy diversa índole”, señala el hepatólogo. Nivolumab es uno de estos fármacos: “Se trata de un anticuerpo que se une a la molécula PD-1 y, al hacerlo, libera a los linfocitos (células del sistema inmune) del freno para atacar las células tumorales”. En Europa está aprobado para el tratamiento de tumores de la piel (melanoma), el pulmón, los ganglios linfáticos, el riñón, la cabeza y cuello y la vejiga.

En un ensayo clínico internacional publicado recientemente en la revista británica The Lancet, recuerda el especialista, “Nivolumab ha demostrado ser capaz de inducir respuestas tumorales muy duraderas en un 20% de pacientes con tumores muy avanzados y refractarios a otros tratamientos, con altas tasas de supervivencia”. Por este motivo ha sido aprobado en los Estados Unidos para el tratamiento de segunda línea, tras Sorafenib.

“La combinación de estas dos terapias –subraya– podría tener un efecto aditivo, sumando los beneficios de ambas, pero también podría tener un efecto sinérgico, ya que la radioterapia puede fomentar el reconocimiento del tumor por el sistema inmune y disminuir así la ignorancia inmunológica que ocurre en algunos pacientes”. Esta circunstancia, “junto con la buena tolerancia de cada una de las terapias por separado, con pocos efectos secundarios”, es lo que ha llevado a los investigadores a diseñar el presente ensayo clínico.