GM Madrid | miércoles, 05 de diciembre de 2018 h |

Investigadores rusos han desarrollado un nuevo medicamento, basado en radiación ionizante y toxina bacteriana, que es 2.200 veces más potente que la radiación y la toxina por separado en el tratamiento contra el cáncer.

La quimioterapia suele ser el tratamiento estándar para las enfermedades oncológicas, si bien suele provocar efectos secundarios graves porque ataca también a las células sanas. Además, se suele necesitar dar varios ciclos de quimioterapia para eliminar el tumor, por lo que la comunidad científica lleva años investigando nuevos tratamientos más efectivos y con menos efectos secundarios.

Ante este escenario, científicos rusos han creado este nuevo fármaco que parece “tener éxito”. “Al igual que los ejércitos modernos despliegan tanques, tropas y artillería, nosotros también combatimos los tumores utilizando varios mecanismos a la vez: radiación ionizante y una fuerte toxina de origen bacteriano”, han explicado.

En concreto, el nuevo fármaco consiste en unas nanopartículas, que actúan como núcleo, con un agente radiofarmacéutico incorporado (una fuente de radiación beta ionizante) y cuenta una toxina altamente tóxica derivada de la bacteria ‘Pseudomonas aeruginosa’.

El núcleo del fármaco en tamaño nanométrico cuenta con un polímero para hacer que el agua del nanocomplejo sea miscible y biológicamente amigable y se pueda acoplar a moléculas biológicas, que representan la toxina fusionada con una biomolécula dirigida por métodos de ingeniería genética.

El agente radiofarmacéutico está bien aislado dentro de la nanopartícula y garantiza su acción dirigida, y libre de efectos secundarios, a las células tumorales. Además, el medicamento ingresa al tumor desde el flujo sanguíneo gracias a los poros que tienen los vasos sanguíneos que alimentan el tumor.

Al mismo tiempo, la biomolécula dirigida se une a las células cancerosas y las acumula en los tumores primarios y metastásicos. De esta forma, el agente radiofarmacéutico es capaz de afectar a las células tanto en la proximidad inmediata de las nanopartículas como a una distancia de hasta un centímetros de ellas, lo que proporciona una terapia eficaz. La toxina bloquea la síntesis de proteínas en las células evitando su restauración y diseminación.

El nuevo medicamento se probó tanto en células como en animales de laboratorio con cáncer de mama (el tipo de cáncer más extendido en las mujeres). En experimentos con células, el efecto de la combinación fue 2.200 veces más fuerte que el efecto del uso separado de sus componentes. La eficacia de la terapia combinada se confirmó mediante experimentos en ratones de laboratorio.

Finalmente, los expertos han informado de que el medicamento no solo trata, sino que también facilita la visualización de los tumores, lo que lo convierte en una “importante” herramienta de diagnóstico.