| viernes, 31 de mayo de 2013 h |

El incremento de las facultades de Medicina, un número de licenciados que exceden a las plazas de residentes que oferta la Administración, un aumento del número de homologaciones de médicos extracomunitarios, la baja tasa de reposición de las vacantes en los hospitales públicos…. El panorama es más que incierto hoy para los estudiantes de Medicina y para los residentes españoles.

A esto se añade las bajadas de sueldos que han sufrido los trabajadores de la Administración en los últimos años a causa de la crisis económica. Desde 2009, los residentes han experimentado una rebaja de sus retribuciones del 8,5 por ciento y la pérdida de poder adquisitivo asciende al 35 por ciento. La opción de ir al extranjero a ejercer la profesión médica ha cobrado fuerza en los entre estudiantes y residentes. El panorama es desolador y los incentivos dejan mucho que desear en comparación con los países de nuestro entorno.

Un escenario que también ven con preocupación las sociedades científicas que comprueban cada año como los médicos que comienzan la especialidad tienen menos oportunidades laborales. ¿Se puede permitir el país formar a profesionales altamente cualificados e invertir el dinero en esa formación para que luego engrosen las colas del paro o bien emigren a otros países en busca de unas condiciones laborales dignas?

La necesidad de establecer estudios demográficos para conocer las necesidades de profesionales en nuestro país y de fijar numerus clausus al tiempo que se limita la creación de nuevas facultades se ha convertido en una urgencia a la que el Ministerio de Sanidad debe responder cuanto antes. El país no puede permitirse el lujo hoy de invertir en profesionales que luego van a ejercer la profesión fuera de España.