Cardiovascular/ El estudio ha sido liderado por el Hospital Mount Sinai de Nueva York con la estrecha colaboración del CNIC

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c. ossorio Barcelona | viernes, 26 de julio de 2013 h |

La terapia farmacológica para tratar hipertensión pulmonar logra una eficacia limitada, debido a las diversas etiologías de esta enfermedad, y se ha centrado fundamentalmente en los síntomas.

Sin embargo, los avances en el desarrollo de una terapia génica permiten una aproximación al mecanismo celular de la patología, atacando directamente en sus causas. Aunque aún hablamos de resultados en modelos murinos, el grupo de imagen en cardiología experimental del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), liderado por Borja Ibáñez, ya trabaja con dos modelos porcinos, más similares al organismo humano, en el que están replicando mediante técnicas de imagen el mismo estudio que el realizado en ratas, fruto de una estrecha colaboración con el Instituto Cardiovascular del Mount Sinai de Nueva York, coordinada por Valentín Fuster, director general del CNIC y “physician in chief” del centro estadounidense.

En concreto, como han publicado en Circulation, ambos grupos han aprovechado la seguridad y versatilidad que ofrecen los virus adeno-asociados (AAVs), que no provocan ninguna enfermedad en el ser humano y infectan los tipos celulares de interés para sintetizar la proteína necesaria sin integrarse en el DNA de la célula.

En este caso, la proteína requerida es Serca2A, que lleva varios años siendo objetivo de investigación en Nueva York, en el grupo de Fuster. De hecho, como puntualiza Ibáñez, que trabajó allí cuatro años, se había visto que en insuficiencia cardiaca parte de esta proteína desaparece de las células, y se intuía que ocurriría lo mismo en hipertensión pulmonar.

Y así como en el ensayo clínico Cupid, también publicado en Circulation, el grupo del Mount Sinai logró revertir la insuficiencia cardiaca avanzada en un grupo de 40 pacientes, mediante estos vectores virales que sobreexpresan Serca2A. Con el precedente de la insuficiencia cardiaca, comprobaron que, “efectivamente”, en arterias pulmonares humanas de pacientes con hipertensión pulmonar “se confirmaba que esta proteína estaba muy regulada a la baja, tanto en la célula muscular lisa como en el endotelio de las arterias pulmonares”, señala Ibáñez. Es la razón que les llevó a probar en ratones con esta enfermedad si el uso de los AAVs permitía volver a aumentar los niveles de esta proteína. Y efectivamente, se puede revertir el desarrollo de la hipertensión pulmonar, incluidas las consecuencias de la enfermedad sobre el remodelado del ventrículo derecho.

Vía de administración nueva

Más allá del nuevo éxito de esta terapia génica en modelos animales, uno de los aspectos más novedosos de este trabajo es la vía de administración que han utilizado, consistente en una única nebulización de un aerosol donde está suspendido el virus. “A través de la vía aérea podemos infectar todas las células que nos interesan, de la célula muscular lisa y del endotelio”, detalla Ibáñez, subrayando que es la primera vez que se hace un estudio de esta terapia génica con esta vía de administración, puesto que anteriormente se había utilizado en algunos estudios en los que se había inyectado sistémicamente por vía intravenosa en ratón o rata, con una eficacia mucho menor debido a que se requieren dosis muy altas, difíciles de conseguir.