C. S. Madrid | viernes, 06 de mayo de 2016 h |

Los expertos lo tienen claro: “Hay una necesidad urgente de introducir nuevos enfoques en trasplante de órganos sólidos que tendrán un impacto en el tratamiento de los pacientes trasplantados”. Esta es una de la idea que se resalta desde la Sociedad Española de Trasplante (SET), en el marco del IV Congreso Nacional que celebra la sociedad científica.

De los diferentes temas que se abordan durante la reunión en la que se exponen unas 300 comunicaciones orales, Pedro Ventura, del Servicio de Nefrología y Trasplante Renal del Hospital Clínic de Barcelona, presenta los resultados del trabajo ‘Importancia de la biopsia de páncreas para el diagnóstico de rechazo de injerto pancreático: experiencia de un centro’.

“En 2010, empezamos con las biopsias del injerto pancreático, es decir; el trasplante de páncreas y desde entonces y hasta 2015 realizamos 59 biopsias —una cifra que aumenta si se cuentan las que han realizado hasta ahora— en 43 pacientes”, explica Ventura, quien incide en que lo importante no son esos datos, sino el hecho de que no ha habido ninguna complicación.

“El problema de las biopsias de injerto pancreático es que debido a la posición del órgano y a que este se queda un poco móvil es difícil biopsiar”, prosigue.

Ha habido pacientes que se han rebiopsiado, aunque no se puede realizar esta técnica a todos los que los especialistas consideran. “Las biopsias del injerto pancreático se realizan a pacientes que tienen alguna disfunción del páncreas y cuando la presentan, uno valora la parte clínica, de modo que cuando sospechamos que puede haber un rechazo, digamos que la biopsia nos aporta una información importante sobre la intensidad del mismo”, continúa el facultativo.

Hay rechazos de intensidad diferente y que luego presuponen tratamientos diferentes. Si el profesional sanitario no ha podido biopsiar, se ciñe al tratamiento empírico con cortisona y si pese a esta opción el paciente no mejora, se amplía el tratamiento con anticuerpos policlonales.

“Al tener un diagnóstico histológico, al ver cómo está por dentro el páncreas; la biopsia nos permite conocer la intensidad del rechazo, es decir; aunque la respuesta inicial no sea la mejor, uno puede creer que esto irá mejorando con el tiempo y entonces se puede decidir si hacer de nuevo o no una biopsia”, apostilla.

Se trata de “selección positiva”. En casi un 22 por ciento de los pacientes no se pudo hacer la biopsia porque se observó que podría traer consigo complicaciones. Por tanto, “no haber tenido ninguna complicación es un muy buen resultado, aunque ello también viene determinado por la capacidad del radiólogo de escoger muy bien qué pacientes son aptos para rebiopsiar”, comenta.

Dificultades

¿Se podrían extrapolar estos datos a otros hospitales?, ¿cómo impactan estos resultados en la práctica clínica?Ventura resalta que ese es uno de los objetivos de presentar este trabajo en el Congreso de la SET. “Por la dificultad que entraña la biopsia, es algo que no se hace en todos los hospitales y cuando se lee la literatura científica se observa que son pocos los trabajos internacionales que hablan de biopsia de páncreas o que la incluyen en sus resultados”.

Los centros mundiales de referencia han sido los que más han publicado sobre rechazo demostrado por biopsia y eso ha supuesto en un reto para que los demás centros inviertan por ese camino.

“Nuestro objetivo es demostrar nuestra experiencia y la seguridad del procedimiento y esto podrá permitir que otros hospitales se arriesguen y así ampliar esta oportunidad a más pacientes”, afirma. En definitiva, todo indica que los beneficios que se consiguen al realizarla superan al hecho de no practicarla. Al menos, así lo asevera Ventura, basándose en el trabajo que presenta en la reunión.

Asimismo, pone de manifiesto que durante este proceso se ha diagnosticado un caso de recidiva de diabetes en una paciente. “Algo raro de encontrar en la biopsia”, precisa. Y otro de mieloma múltiple (MM), solo en el injerto pancreático.

“Que sepamos, nunca se ha descrito de esta forma a nivel mundial y en un 35 por ciento de los pacientes, el diagnóstico ha sido indeterminado o de no rechazo, lo que quiere decir que si no hubiéramos hecho la biopsia, probablemente el tratamiento hubiera sido diferente que en otra situación”, explica a GM. De modo que, en ese caso, la disfunción que presentaba el páncreas no era por rechazo.

Nuevos biomarcadores

Uno de los problemas que se pueden derivar del trasplante renal es el riesgo de rechazo humoral, mediado por anticuerpos anti HLA.

“Es un gran problema clínico porque son rechazos realmente graves”, aunque lo positivo es que ahora se cuenta con “buenos medios diagnósticos para detectarlo”, señala Marcos López Hoyos, jefe del Servicio de Análisis Clínicos del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y secretario de la SET, respecto a la publicación ‘Los niveles de BAFF (factor activador de células B) se asocian a daño histológico mediado por anticuerpos en trasplantados renales’.

Igualmente, hizo referencia al trabajo ‘Defining early humoral immunity risk factors of infection in Kidney Transplantation’, llevado a cabo entre diferentes hospitales españoles y la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile. “Consistió en buscar marcadores de la rutina del laboratorio como inmunoglobulinas y complementos y ver de qué manera, utilizando un panel de ese tipo, es posible adelantarnos al problema de las infecciones y del rechazo”, destacó.

Por otro lado, Manuel Arias, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y presidente del comité organizador del encuentro quiso dejar claro que el futuro pasa por la búsqueda de biomarcadores. “El rechazo es una reacción inmunológica tremendamente compleja pero no se traduce en un marcador inmunológico claro, por lo que siempre nos tenemos que guiar porque el órgano empieza a fracasar y no sabemos si es por rechazo u otra causa”, concluye.