| viernes, 09 de marzo de 2018 h |

El Congreso de los Diputados y el Senado no pueden ser dos cámaras herméticas en que sus señorías tomen las decisiones sin hacer caso nada más que a los líderes de sus diferentes partidos políticos.

Estos últimos meses estamos observando, al menos en el ámbito sanitario, el desfile de expertos que han sentado las bases, por ejemplo, de una estrategia de medicina de precisión. Esta misma semana, el hematólogo Jesús María Hernández Rivas, coordinador de la Alianza Harmony, ha acudido a la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados para tratar de analizar el impacto que tendría la Ley Orgánica de Protección de Datos en la investigación biomédica.

Otro ejemplo de colaboración entre las fuerzas políticas y los expertos es el Código Riñón, que se aprobó por unanimidad el pasado miércoles en el Pleno del Senado. Los senadores han comprendido la importancia de esta iniciativa de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) hasta tal punto que solicitaron la dotación de recursos económicos para frenar el avance de la enfermedad renal crónica. La salud renal es una gran desconocida hoy en la sociedad española. Nos enfrentamos a una epidemia silenciosa como bien han puesto de manifiesto los propios nefrólogos. La prevalencia de estas patologías se sitúa entre el 10 y el 15 por ciento de la población, según los estudios elaborados por la SEN en 2010 y en 2016. Pero el dato preocupante está en el infradiagnóstico de la enfermedad que podría alcanzar el 40 por ciento. Este desconocimiento permite el avance de la enfermedad ante las que el médico no puede hacer nada excepto cronificarla. El coste hoy del tratamiento renal sustitutivo asciende al tres por ciento del gasto sanitario anual, cuando el volumen de pacientes solo representa el 0,1 por ciento.

Esta cifra es elevada, sobre todo cuando la gran mayoría de los casos la patología es evitable con un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado. En muchos casos, se podría evitar un tratamiento crónico para toda la vida con estilo de vida saludables. Es una de las tareas que se ha impuesto el Código Riñón, además de sensibilizar a la población sobre este problema. Su votación en el Senado sirve para empezar a cumplir este compromiso.