38 Congreso de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria

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Esther Martín del Campo Barcelona | viernes, 11 de mayo de 2018 h |

La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) ha celebrado su 38 congreso en Barcelona con la mirada puesta en el futuro de la especialidad. El interés de los médicos de familia más jóvenes en este encuentro anual, con una proporción del 40 por ciento de los congresistas, alrededor de mil personas, se consolida por tercer año consecutivo.

Pensando en ellos, el presidente de Semfyc, Salvador Tranche, abogó durante la inauguración por dejar de lado un “discurso victimista” que no atrae a los futuros médicos de primaria, y por orientar el esfuerzo y la energía a cuidar la causa que da cobigo a los médicos de hoy y acogerá a las futuras generaciones.

La sociedad científica ha asumido en la práctica el mensaje de su presidente y anuncia algunos cambios que están convencidos de que la consolidarán como una organización del siglo XXI. Entre ellos está el desarrollo de un programa de compliance que se presentará a finales de este año. Esta iniciativa, explica su presidente, reflejará el compromiso de los socios con la ética y la transparencia, y también la implicación de la sociedad científica en este terreno.

En la misma línea, Tranche anunció otra novedad importante de cara al congreso del año próximo, que se celebrará en Málaga. El objetivo es que pueda financiarse de forma exclusiva con recursos propios, explica a GM, cumpliendo así una petición realizada por los socios hace algunos años. “Queremos dar un mensaje en positivo, nuestra idea es financiarlo con recursos de la organización, y no excluyente”, advierte. De hecho, el presidente de Semfyc asegura que las líneas de colaboración con la industria farmacéutica y la Administración se mantendrán en múltiples áreas.

El lema de este congreso, “confiamos en nuestra fuerza”, se materializó durante la ceremonia con la imagen de un castell, que preside el programa de este año. Los organizadores del encuentro remarcaron que los médicos de primaria confían en su fuerza. En el castell de la sanidad, son la base que sustenta un castillo de grandes dimensiones. Un pequeño equipo de improvisados “castellers” integrado por médicos de familia de la sala realizaron una pequeña demostración que puso en valor la necesidad de trabajar de forma conjunta y de ejercer el liderazgo en el sistema.

El único camino para hacer frente a los retos que persisten en la atención primaria, que también fueron repasados por Antoni Sisó, presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic), que abogó por un gran pacto que permita mantener la calidad y sostenibilidad de los servicios, estrechando el lazo con los pacientes. “Exigimos querer decidir, tener autonomía, y poder participar en la toma de decisiones”, sentenció.

Otros retos, como el de la cronicidad, también subyacen en el congreso de este año. Nadie pierde de vista que según los cálculos del Instituto Nacional de Estadística en 2029 residirán en nuestro país 11,3 millones de mayores de 65 años.

La aplicación de la tecnología en la práctica clínica, una de las líneas temáticas del congreso, transformará la realidad para entonces. De hecho, es de esperar que gran parte de las herramientas presentadas en el encuentro formen parte de los recursos cotidianos de quienes hoy son jóvenes congresistas. En una de las sesiones, Miguel Molina presenta su visión sobre un nuevo maletín del médico de familia del siglo XXI.

“El paciente no es un elemento pasivo, dispone de elementos que interaccionan con el nuevo maletín: sensores cardiacos, detector de venas con infrarrojos, extracción de sangre sin aguja, dermatoscopio, fonendos digitales, nuevos otoscopios, tensiómetros, electrocardiogramas manuales y conectados al móvil, ecógrafos portátiles, espirómetros de smartphone, etc.”, explica el miembro del grupo de e-salut del colegio de médicos de Barcelona. Molina se pregunta si será necesario seguir teniendo los actuales dispositivos, o se podrán sustituir por herramientas más fiables y precisas para mejorar la capacidad de resolución, un aspecto clave en las otras dos líneas temáticas del congreso, la mejora de la atención primaria y las buenas prácticas en medicina de familia.

Además, el profesional del siglo XXI también avanza hacia otras fórmulas, la llamada consulta sin paciente, que se sustenta, por ejemplo, a través de la prescripción de aplicaciones móviles. En esta mesa, Francesc Garcia, cirujano y profesor asociado en Fundació TICSalut Social y la Universidad de Vic, explicó las vías por las que la tecnología móvil se incorpora también al sistema sanitario. “Cuando hablamos de seguridad no solo hemos de hacerlo de seguridad tecnológica, sino también funcional, que se proporcione contenidos correctos y validados”, explica a GM.

Desde hace dos años, la fundación tiene en marcha un proyecto sobre aplicaciones en salud, impulsado por el gobierno catalán. La iniciativa tiene cuatro partes, un modelo de acreditación, una parte de interoperabilidad que permita interactuar a profesionales y pacientes, un escaparate para las aplicaciones que se acrediten y una parte de acceso.

En estas evaluaciones se exploran cuatro entornos, la usabilidad, una tarea en la que ayudan los pacientes, una acreditación tecnológica, de la gestión de la información y el análisis funcional. Médicos y enfermeras “destripan” la app para ver si son correctas o no, a través de varias entidades profesionales de Cataluña.

De este modo, prosigue, un desarrollador de apps puede testar su aplicación y ver si su cumple con los requisitos para obtener un sello de garantía que facilite que los profesionales puedan prescribir herramientas validadas.

Otro proyecto de la fundación también ha avalado el interés de ciudadanos y profesionales por la prescripción de apps.

En otra de las sesiones del encuentro, Jordi Serrano, fundador de Universal Doctor, repasó los avances hacia una sanidad primaria digital y planetaria. Frente sistemas que abarcan el ámbito global, la paradoja es una medicina centrada en la persona cuyo desarrollo también depende de los avances tecnológicos.

La irrupción de los big data convivirá con otras herramientas como el sistema blockchain, que conecta más de 100.000 ordenadores con una base de datos compartida, y el desarrollo de la inteligencia artificial transformarán el escenario actual a la vuelta de unos años, en opinión del experto.

En cualquier caso, Serrano considera que incluso entonces el perfil profesional del médico de atención primaria será más necesario que nunca. “Un robot podrá hacer una pequeña cirugía, pero no será capaz de empatizar con el paciente”, que debe ser el punto fuerte en estos profesionales sanitarios.

En su visión más utópica, la tecnología debería servir para que médico y paciente puedan hablar frente a frente en un sofá equipado con sensores que permitan tomar la tensión arterial y analizar otros indicadores mientras ambos se centran en el diálogo.