Esther Martín del Campo Madrid | viernes, 12 de mayo de 2017 h |

La desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) afecta en Europa a 30 millones de personas. Solo en nuestro país, se calcula que entre un 30 y un 50 por ciento de los pacientes hospitalizados también sufren desnutrición, con especial repercusión en pacientes pluripatólogicos y mayores de 70 años.

A pesar del impacto de este problema, que ralentiza la recuperación del enfermo, empeora su calidad de vida y aumenta los costes para el sistema sanitario, queda mucho por hacer todavía para impulsar un abordaje apropiado en el Sistema Nacional de Salud.

Tanto como los ocho puntos fundamentales que la Alianza General de Pacientes, integrada en la Alianza Masnutridos, acaba de presentar como parte de un manifiesto contra la DRE en la sede de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que también forma parte de la Alianza Masnutridos. El documento, según destacó Antonio Bernal, presidente de la AGP, está respaldado por 26 asociaciones de pacientes, sociedades científicas y colectivos profesionales.

En su intervención, el presidente de la AGP expresó su confianza en que la próxima reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, prevista para la primera semana de junio, analice la posibilidad de implantar estas medidas que suponen, según sus palabras, “un coste cero” y grandes ahorros para la sanidad.

En la misma línea, destacó la necesidad de formar a pacientes y familiares sobre este problema, uno de los puntos del manifiesto, y cuestionó la escasa atención sobre la alimentación del paciente en el entorno hospitalario, donde “las bandejas llegan y se retiran tapadas, sin que los profesionales puedan revisar si el paciente toma o no la comida”.

Por su parte, el vicepresidente del Foro Español de Pacientes, José Luis Baquero, remarcó que “es preciso realizar un diagnóstico precoz de esa desnutrición”, puesto que es “de vital importancia para superar la enfermedad y ha de ser parte del tratamiento del paciente”.

Precisamente, dentro del perseguido diagnóstico precoz tiene mucho que ver el médico de atención primaria. Su visión sobre este tema corrió a cargo de María Luisa López, coordinadora del Grupo de Trabajo de Nutrición de Semergen. La portavoz repasó los resultados de un estudio sobre DRE realizado en la Comunidad de Madrid. Según estos datos, el 2,2 por ciento de los pacientes que llegan a los centros de salud está desnutrido, un 0,4 por ciento de los residentes en centros de mayores y un 21,7 por ciento en los hospitales. De este modo, su papel fundamental se centra en el seguimiento de este problema tras el alta hospitalaria.

Atención primaria, admitió, se ha centrado tradicionalmente en el sobrepeso y la obesidad, pero “hay que impulsar este cribado”, destacó. Para ello, los profesionales del primer nivel cuentan con dos métodos validados, MUST y MNA, que establecen distintos controles en función del riesgo de desnutrición del paciente.

López admitió que hasta ahora no existía ningún reflejo sobre este tema en las historias de los pacientes, “aunque es algo que está cambiando”. De ahí que una de sus peticiones principales sea que todos los profesionales implicados en el cuidado de estos pacientes registren, llegado el caso, el diagnóstico de desnutrición en las historias clínicas y los informes de alta.

La portavoz de Semergen sostiene que la herramienta existe, al menos en la Comunidad de Madrid, donde se incorporan estas herramientas, y que la asignatura pendiente es que los profesionales se comprometan y registren los resultados para que el resto de médicos que atienden al paciente puedan realizar el seguimiento del problema.

Monitorizar el peso

Desde la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (Senpe), su presidente, Miguel León, también profundiza en este asunto. “Hay que registrarlo en las historias clínicas y pedir que en los informes de alta hospitalaria aparezca el peso y la talla del paciente para garantizar la continuidad de los cuidados”, subraya. De igual modo que durante el ingreso se monitoriza la tensión arterial, se ha de vigilar, en su opinión, la pérdida de peso del paciente.

León insiste en que desde el punto de vista económico la solución a este problema es “muy barata”, ya que su diagnóstico no requiere alta tecnología: “Hay que valorar si el paciente pierde peso de forma involuntaria, si el peso es adecuado para su talla y preguntar qué está comiendo”, indica. A partir de ahí, los pasos son cribado, valoración de la situación nutricional y establecer un plan de acción, apunta.

MANIFIESTO

1 Es necesario formar a los profesionales de todos los niveles asistenciales.

2 Hay que implantar medidas que faciliten su detección, como herramientas para el cribado y la valoración nutricional, principalmente en la población de riesgo.

3 Es imprescindible disponer y difiundir protocolos de actuación para el tratamiento de la DRE una vez identificada.

4 Para evaluar la eficacia de estos protocolos se requiere la monitorización del paciente, así como el registro de su diagnóstico de DRE en su historia clínica e informe de alta.

5 El alcance de estas medidas debe ser valorado mediante una evaluación de resultados en salud protocolizada.

6 Es preciso el desarrollo de un marco integral nacional contra la desnutrición relacionada con la enfermedad de aplicación en el Sistema Nacional de Salud.

7 Resulta imprescindible concienciar y formar a pacientes y familiares sobre la importancia de la DRE en su calidad de vida.

8 Es necesario impulsar la sensibilización de los responsables políticos mediante iniciativas parlamentarias que desarrollen estos puntos.