TRAUMATOLOGÍA

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E.M.C. Madrid | jueves, 31 de octubre de 2019 h |

“Importante y emotivo”. Así es para Cristóbal Suárez, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Infanta Elena, esta nueva victoria en los BIC. “Lo hemos ganado por segundo año consecutivo después de haber sido finalista otros tres”, remarca. “Estar aquí cinco años seguidos, dos en lo más alto, rodeados de hospitales de primerísimo nivel, nos indica que estamos en la línea correcta de trabajo, que aportamos calidad a nuestros pacientes y que ese camino que empezamos hace años se consolida como el correcto”, explica Suárez.

El responsable considera que teniendo en cuenta las características del Infanta Elena, un pequeño hospital en Madrid rodeado de grandes hospitales, es en la calidad en la atención al paciente donde pueden destacar entre ellos y tratarse de igual a igual. “Garantizar que nuestros pacientes puedan acceder a su traumatólogo pronto y ser intervenidos con la menor espera posible nos hace especialmente atractivos entre nuestros vecinos”, reconoce el responsable, que insiste en que muchos pacientes de otras áreas sanitarias les eligen como primera opción para el tratamiento de sus patologías. “Un tercio de las intervenciones realizadas y de las consultas atendidas en 2018 fueron de pacientes que nos buscaron desde otras áreas sanitarias diferentes a las de referencia del hospital”, asegura.

En este año, han avanzado en distintas líneas. Entre otros puntos, han establecido un sistema informático de análisis de las palabras que el médico de atención primaria escribe en el volante de derivación. En función de ellas se asignan a una consulta especializada en esa área corporal en concreto (rodilla, mano, pie, hombro etc.)

Desde el hospital y previamente a la consulta, se contacta con el paciente pasándole un pequeño cuestionario de manera que se pueda determinar qué pruebas debía traer a la consulta y, si el paciente está de acuerdo, se le solicitan previamente a la visita al traumatólogo. “Con esta medida resolvemos en una sola consulta, sin incrementar sustancialmente el número de pruebas y en poco tiempo, situaciones que antes se prolongaban durante meses”, indica.

También se han establecido protocolos consensuados con el Servicio de Rehabilitación para que pacientes con determinadas patologías muy homogéneas en su tratamiento puedan comenzar a hacer fisioterapia sin que sean previamente valorados por el médico rehabilitador.

“Importante y emotivo”. Así es para Cristóbal Suárez, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Infanta Elena, esta nueva victoria en los BIC. “Lo hemos ganado por segundo año consecutivo después de haber sido finalista otros tres”, remarca. “Estar aquí cinco años seguidos, dos en lo más alto, rodeados de hospitales de primerísimo nivel, nos indica que estamos en la línea correcta de trabajo, que aportamos calidad a nuestros pacientes y que ese camino que empezamos hace años se consolida como el correcto”, explica Suárez.

El responsable considera que teniendo en cuenta las características del Infanta Elena, un pequeño hospital en Madrid rodeado de grandes hospitales, es en la calidad en la atención al paciente donde pueden destacar entre ellos y tratarse de igual a igual. “Garantizar que nuestros pacientes puedan acceder a su traumatólogo pronto y ser intervenidos con la menor espera posible nos hace especialmente atractivos entre nuestros vecinos”, reconoce el responsable, que insiste en que muchos pacientes de otras áreas sanitarias les eligen como primera opción para el tratamiento de sus patologías. “Un tercio de las intervenciones realizadas y de las consultas atendidas en 2018 fueron de pacientes que nos buscaron desde otras áreas sanitarias diferentes a las de referencia del hospital”, asegura.

En este año, han avanzado en distintas líneas. Entre otros puntos, han establecido un sistema informático de análisis de las palabras que el médico de atención primaria escribe en el volante de derivación. En función de ellas se asignan a una consulta especializada en esa área corporal en concreto (rodilla, mano, pie, hombro etc.)

Desde el hospital y previamente a la consulta, se contacta con el paciente pasándole un pequeño cuestionario de manera que se pueda determinar qué pruebas debía traer a la consulta y, si el paciente está de acuerdo, se le solicitan previamente a la visita al traumatólogo. “Con esta medida resolvemos en una sola consulta, sin incrementar sustancialmente el número de pruebas y en poco tiempo, situaciones que antes se prolongaban durante meses”, indica.

También se han establecido protocolos consensuados con el Servicio de Rehabilitación para que pacientes con determinadas patologías muy homogéneas en su tratamiento puedan comenzar a hacer fisioterapia sin que sean previamente valorados por el médico rehabilitador. “Hay criterios de alarma que, si el fisioterapeuta detecta, activan la presencia del médico rehabilitador de forma inmediata”, aclara. Gracias a esa medida se adelanta y optimiza la entrada de los pacientes en el gimnasio, y de ello se han beneficiado casi el 60 por ciento de los pacientes que antes se derivaban a Rehabilitación.

Otra iniciativa son los talleres de Artroplastia de Rodilla, unas reuniones informativas para resolver dudas a las que asisten traumatólogos, enfermeras y fisioterapeutas, junto con los pacientes y sus familias, antes de ser intervenidos de una prótesis de rodilla. Esto, junto con la reducción de la necesidad de transfusiones sanguíneas gracias al uso protocolizado de ácido tranexámico y unido a un programa de analgesia protocolizada, ha permitido disminuir de forma llamativa las estancias medias de las prótesis de rodilla en el hospital, quedando los pacientes ingresados escasamente tres días.

Otra prestación de la que se sienten especialmente satisfechos son los protocolos de actuación conjunta entre traumatólogos, geriatras y anestesistas para la optimización preoperatoria de los pacientes con fractura de cadera, de modo que puedan ser intervenidos en las primeras 48 horas. “Hay abundante evidencia científica de la disminución de la mortalidad y las complicaciones en los pacientes intervenidos en menos de ese plazo”, explica Suárez.

“En el Infanta Elena en 2018 hemos logrado intervenir en las primeras 48 horas al 85,12 por ciento de los pacientes mayores de 65 años, superando así con creces la media tanto de España como de los países desarrollados”, resume el especialista.

Además, recuerda que el hospital dispone también de un proyecto piloto para mejorar la reincorporación de los pacientes a sus actividades previas. Para ello, se ha potenciado la sedestación del paciente en las primeras 24 horas tras la cirugía (conseguido en el 77 por ciento de los casos, frente al 58,5 por ciento a nivel nacional) y la deambulación a las 48 horas de la intervención mediante el trabajo coordinado de fisioterapeutas en el gimnasio de Rehabilitación que enseñan a caminar, y de una terapeuta ocupacional en planta de Hospitalización, que muestra estrategias para afrontar las actividades básicas como vestirse, asearse o ir al baño.

En la actualidad, el servicio está integrado por 17 especialistas y cinco residentes (uno por año). En junio de 2020 se incorporará un segundo residente anual. También cuentan con alrededor de 40 personas entre personal de Enfermería y auxiliar para atender las casi 3.000 intervenciones quirúrgicas, los más de 1.000 ingresos o las más de 45.000 consultas anuales que afronta el servicio.

De cara al futuro, su intención es profundizar en la reincorporación a la vida previa de sus pacientes con fractura de cadera. “Hemos logrado que se operen pronto y sobrevivan más; ahora queremos llenar de calidad esa cantidad de vida que hemos conseguido. Tenemos en mente un proyecto novedoso en el seguimiento al alta de forma conjunta con Geriatría con el que estamos muy ilusionados, pero todavía no saltado del papel a la realidad”, avanza el experto.

A modo de resumen de su filosofía, Suárez hace hincapié en que hoy en día, en un mundo sanitario masificado y en el que las nuevas tecnologías irrumpen fuerte, más que nunca hay que reivindicar la calidad en el trato con el paciente”.

Finalistas

– Hospital de Molina

– Hospital Universitari i Politècnic La Fe

– Hospital Universitario de Torrevieja

– Hospital Universitario Marqués de Valdecilla