Sandra Pulido Madrid | viernes, 04 de octubre de 2019 h |

Margarita Salas fundó en 1967 el primer grupo de investigación en genética molecular del país en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí descubrió la ADN polimerasa del virus bacteriófago phi29, que tiene una aplicación crucial en biotecnología: permite amplificar el ADN de manera sencilla, rápida y fiable. Por ello se usa en medicina forense, oncología y arqueología. Esta tecnología es a día de hoy la patente más rentables del CSIC.

Ella y más de dos centenares de mujeres científicas han sido homenajeadas en un acto dedicado a las investigadoras pioneras del CSIC con motivo del 80º aniversario del organismo. “Con este acto queremos reconocer vuestra labor. Es saldar una deuda que teníamos con todas vosotras, nuestras pioneras”, ha subrayado la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez.

Labores como la de Gabriela Morreale, una figura clave en la investigación sobre Endocrinología básica y aplicada de mediados y finales del siglo XX. Llegó a convertirse en una autoridad mundial en el conocimiento de las consecuencias de la deficiencia de yodo y la acción de las hormonas tiroideas en el cerebro. Contribuyó de manera decisiva a la implantación de la prueba del talón a los recién nacidos y a la decisión de aportar suplementos de yodo a las mujeres embarazadas para asegurar el correcto desarrollo cerebral del feto.

Dolores Cabezudo, química y catedrática de Tecnología de los alimentos de la Universidad de Castilla la Mancha (UCLM), fue una de las impulsoras de la cromatografía de gases aplicada al análisis de alimentos y, especialmente, al estudio del aroma de alimentos. Su trabajo fue fundamental para la mejora del vino y el vinagre. Teresa de Pedro resaltaba durante el homenaje la importancia de fomentar la vocación científica femenina. Esta química, experta en robótica, creó uno de los primeros programas de inteligencia artificial y dirigió un programa que diseñó coches autónomos en los 90.

Otra de las científicas homenajeadas ha sido Josefina Castellví, una de las investigadoras con mayor proyección internacional. Fue pionera en la participación española de investigación antártica y lideró la instalación de la Base Antártica Española. Su contribución científica ha sido muy productiva en el campo de la bacteriología marina y actualmente continua vinculada a la difusión y estudio de la investigación.

Los primeros trabajos de Laura Iglesias en el uso de la espectroscopia atómica, ayudaron a conocer el comportamiento de las estrellas y sus movimientos. Esta química ha dado nombre al I Premio de Divulgación Científica convocado por la Fundación del Museo de la Ciencia de Valladolid y la Junta de Castilla y León.

Y una precursora más en su campo fue María Tarsy Carballa, cuyo trabajo sobre realización de estudios sobre génesis, caracterización, clasificación y cartografía de los suelos de zona templado-húmeda de España culminaron en la elaboración de los mapas de suelos de Galicia, Asturias, Cantabria, León, Zamora y Pirineo oscense. Y así hasta llegar hasta 250 científicas españolas.

Primera médico española

Dolores Aleu Riera fue la primera mujer en acudir a estudiar a la Universidad de Medicina. Esta catalana ingresó en la facultad em septiembre de 1874 y terminó los estudios en 1879 pero no fue hasta 1882 cuando consiguió la autorización que le permitió presentarse a las pruebas de licenciatura. Superó la prueba con la calificación de excelente y se especializó en ginecología y pediatría. Ejerció la medicina durante 25 años en su consulta propia donde atendía a mujeres burguesas que llevaban años con dolencias ginecológicas sin atender por no acudir al médico “a causa de la vergüenza”, así como también a prostitutas, madres solteras y mujeres pobres.