J. V. Madrid | viernes, 15 de abril de 2016 h |

Hasta ahora, los neurólogos se conformaban con que los pacientes que padecían esclerosis múltiple (EM) no tuviesen más brotes, no empeorasen y fuese posible controlar mejor su enfermedad. No obstante, ahora tienen a su disposición un abanico suficientemente amplio de opciones terapéuticas que les permiten tener objetivos más ambiciosos, ya que los ‘nuevos’ tratamientos hacen que sea posible cambiar la situación de una manera “importante”.

Así lo aseguraron a GM, Guillermo Izquierdo, director de la Unidad de Esclerosis Múltiple (CSUR), del Servicio de Neurología del Hospital Virgen Macarena; y Fernando Castellanos, jefe de la Unidad de Neurología del Hospital Virgen del Puerto, durante la jornada ‘Todo un año juntos. Aniversario de alemtuzumab’, organizada por Sanofi Genzyme.

Izquierdo, quien a su vez coordinó y moderó la reunión, remarcó que, después de un año tratando con este medicamento, se ha visto que entre el 60 y el 70 por ciento de los pacientes, han dejado de presentar actividad de la patología y puede que no requieran más tratamiento.

“No sabemos qué va a ocurrir a partir de ahora”, explica el facultativo, haciendo referencia a que el tiempo que ha transcurrido desde que se administró el fármaco por primera vez a personas con esta patología no es tanto como para tener resultados concluyentes. Eso sí, precisó, que pese a que esta es “una opción joven”, la impresión que tienen los expertos es que hay posibilidades de que “a lo mejor” no vuelvan a necesitar más tratamientos.

“Eso no quiere decir que hayamos acabado con la enfermedad, ni mucho menos, pero sí con la actividad de la enfermedad en algunos casos y eso es muy importante”, reiteró Izquierdo.

Desde los años noventa

A su vez, Castellanos fue quien recordó el proceso por el que se había pasado hasta llegar a la comercialización de alemtuzumab, comercializado en España (marzo de 2015) por Sanofi-Genzyme como Lemtrada .

Así, hizo referencia a que pese a ser una opción que está disponible en nuestro país desde hace relativamente poco tiempo, “tiene un largo recorrido de desarrollo e investigación”.

En la década de los noventa, la Universidad de Cambridge empezó los primeros ensayos sin brazo control para los que se contó con 36 pacientes con EM secundaria progresiva (EMSP) y 22 con EM remitente recurrente (EMRR).

Desde el inicio, se observó que este era “un fármaco que aporta beneficios muy importantes y una nueva visión de cómo se puede tratar la enfermedad, aunque también tiene unos riesgos asociados”, dijo el especialista, agregando que la investigación ha sido “cautelosa” con este tratamiento, aunque, realmente, hay pacientes que llevan con este fármaco desde los noventa.

Gracias a esos primeros trabajos llevados a cabo en Inglaterra, se sabe que “hay pacientes con más de 10 años de seguimiento, que no han recibido más que los dos primeros ciclos”.

Otro de los puntos positivos para ambos profesionales es el hecho de que existe la posibilidad de “poder retratar” al paciente en caso de que sea necesario. De hecho, puntualiza Castellanos, ha habido pacientes que han sido tratados hasta cinco veces.

“Lo que no sabemos exactamente es hasta dónde aumenta el riesgo con el número de tratamientos o cuándo podemos decir que la terapia ha fracasado”, advierte el especialista, al tiempo que añade que alemtuzumab ofrece la oportunidad de “una larga remisión de la enfermedad y la posibilidad de volver a tratar al paciente, en caso de presentar actividad, de nuevo”.

Por otro lado, Izquierdo valoró el modo de administración, diciendo que es “peculiar y relativamente fácil”. “Se realiza en ciclos, el primer año se hace durante cinco días consecutivos y, al año siguiente, tres días consecutivos. Además, mientras tanto, el paciente no recibe ningún otro tratamiento, solo un control de efectos adversos, de manera que, desde ese punto de vista, “es muy cómodo”, apostilló.

Al respecto, Castellanos lanzó una pregunta a los asistentes acerca de cuántos administran el tratamiento en el centro de día y cuántos ingresan al paciente. Hubo diversidad de respuestas, si bien es cierto que gran parte de los profesionales optan por la segunda opción.

“Probablemente, con alemtuzumab los pacientes no necesiten más de dos ciclos, quizás tres o cuatro en algunos casos y sí, también habrá fracasos terapéuticos; pero hay un grupo de pacientes que están o que pueden estar sin necesidad de tratamiento mucho tiempo”, afirmó Izquierdo.

Además, los expertos destacaron que los estudios fase III CARE-MS1 (con pacientes naïve) y CARE-MS2 (pacientes con tratamiento previo) ya arrojaron, en su día, resultados positivos frente al comparador activo interferón beta-1a no placebo.

El futuro pasa por…

Sin duda, con las nuevas opciones disponibles se ha conseguido controlar “muy bien” la fase inflamatoria de la enfermedad, logrando una remisión “importante” de la actividad hasta unos niveles “extraordinarios”, aseveraron. No obstante, reconocieron que “todavía no existen terapéuticas capaces de conseguir la recuperación, remielinización y neuroprotección, en la patología”.

Ahora, se está investigando la existencia de biomarcadores que permitan tener datos más objetivos acerca de qué medicamentos pueden funcionar y en qué grupos de pacientes. Aunque, el gran reto sigue permaneciendo presente: conocer la causa de la enfermedad.

Castellanos lanzó un mensaje positivo respecto a cuál será el futuro de la EM y, a su juicio, en la próxima década se dispondrá de nuevas opciones terapéuticas que supondrán un nuevo “salto cualitativo”. Será “muy excitante para los especialistas y, sobre todo, para los pacientes”, concluyó.