Los pacientes que padecen dermatitis tienen mayor probabilidad de sufrir enfermedades psicológicas o psiquiátricas. Así lo ha explicado Pablo de la Cueva, jefe del servicio de dermatología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, con motivo del lanzamiento del medicamento ‘tralokinumab‘ de Leo Pharma.

El experto ha subrayado que los últimos estudios señalan que existe mayor probabilidad de depresión, ansiedad e incluso suicidio en pacientes con esta alteración cutánea. Estos factores se suman a las propias comorbilidades asociadas como la conjuntivitis, la rinitis o el asma.

De la Cueva, que también es presidente de la Sección Centro de la Academia Española de Dermatología y Venerología (Scaedv), explica en una entrevista con Gaceta Médica que la salud mental en los pacientes con alteraciones de la piel “no está abordado adecuadamente”.

Pablo de la Cueva, jefe del servicio de dermatología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid

“Hay un déficit importante del abordaje psicológico para detectar la carga emocional de esta patología, debido al picor y las consecuencias de este”

Pablo de la Cueva, jefe del servicio de dermatología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid

Gastos indirectos asociados a la calidad de vida

Tal y como explica el experto, existe un ‘ciclo picor-rascado’, una situación en la que el picor produce más rascado y por lo tanto más inflamación y más picor. Este hecho aumenta la ansiedad de los pacientes y las dificultades en la vida diaria y en las relaciones sociales.

Los gastos asociados a la dermatitis son claros. Además de los profesionales y los precios de los medicamentos, que son costeados por los pacientes, de la Cueva insiste en considerar los gastos indirectos.

Según el especialista la productividad laboral es un tema importante que “no se ha estudiado mucho” y que puede alterar la calidad de vida de los pacientes.

“Es necesario tener en cuenta los días que faltan los pacientes al trabajo o al colegio y el rendimiento asociado, además de las complicaciones para encontrar trabajo“, ha puntualizado.

Así, el dermatólogo subraya la necesidad de instaurar programas a nivel profesional para mejorar el abordaje integral del paciente, además de contar más efectivos.

Características de la dermatitis

La capa superficial de la piel, que es la epidermis, tiene unas características que producen la retención del agua. Sin embargo, en estos pacientes, esta barrera tiene mayor sequedad, lo que se conoce como xerosis, que conduce a un aumento de inflamación y una cascada inmunológica específica.

De la Cueva señala que nunca se sabe si primero el paciente, con una determinada carga genética, tenga la inflamación y luego la disfunción de la barrera de la piel o al contrario. “La cuestión es que las dos cosas están unidas en el mismo paciente con dermatitis”, ha indicado.

Por otro lado, el especialista ha revelado que estos pacientes tienen más capacidad de tener infecciones por estafilococos y bacterias, además de una alteración del microbioma cutáneo.

Prevalencia por grupos

El perfil del paciente con dermatitis suele ser aquel que tiene antecedentes familiares de dermatitis atópica y aquellos que tienen problemas desde los primeros años de vida. De hecho, es una patología más frecuente en niños que en adultos. Sin embargo, la prevalencia es muy difícil de calcular, según de la Cueva. Para analizarlo, los profesionales valoran la extensión, la gravedad o el aspecto que tiene.

De esta forma, explica que un 7 por ciento de los niños que padecen dermatitis, tienen una modalidad grave de la enfermedad, un 26 por ciento de ellos moderada y un 67 por ciento una dermatitis leve.

Con la edad, la dermatitis mejora. A pesar de ello, entre un 8 – 17 por ciento de los adultos tienen dermatitis grave en España, entre un 32-60 por ciento moderada y entre un 25-54 por ciento dermatitis leve.

Así, el dermatólogo explica que existe además un “sobrediagnostico” de la enfermedad, motivo que impulsa a los pacientes a quejarse de banalización.

“Hay otras patologías que se pueden confundir y es importante establecer un diagnóstico clínico”

Pablo de la Cueva, jefe del servicio de dermatología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid

Por este motivo, defiende consolidar una “agudeza clínica” a través de mayor divulgación de la enfermedad, tanto a nivel social como profesional. De esta forma, los dermatólogos sí conocen las características de la enfermedad, pero “el resto de profesionales sanitarios deben conocer el diagnóstico clínico”, explica. De esta forma, indica la necesidad de conocer la enfermedad en todos sus estadios para establecer un diagnóstico precoz y adecuado al paciente. En este contexto, el especialista indica que el nuevo fármaco de Leo Pharma supone “una esperanza” para aquellos pacientes con la enfermedad en el peor estadio. Este fármaco se administra a adultos cada dos semanas, pudiendo distanciarse a cuatro semanas a través de inyección cutánea.


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