GM Madrid | viernes, 14 de junio de 2019 h |

El glioblastoma es el tumor cerebral de peor pronóstico, y es frecuente que los pacientes desarrollen resistencias al tratamiento. Las terapias combinadas pueden ser una respuesta. Un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, liderado por su directora, María A. Blasco, ha desvelado además información inesperada y muy valiosa sobre la biología del cáncer, como el hecho de que el gen Ras, que está implicado en numerosos cánceres, tiene un papel también en la protección de los telómeros. El trabajo se publica esta semana en la revista ‘EMBO Molecular Medicine’.

Investigar el cáncer es la vía para desarrollar nuevos tratamientos, pero a veces ocurre a la inversa: la búsqueda de tratamientos genera información clave sobre la biología del cáncer. Ha sucedido en el grupo de Telómeros y Telomerasa del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Su último trabajo no solo identifica nuevas combinaciones de fármacos que, en ratones, evitan la aparición de resistencias en el tratamiento contra glioblastoma -el cáncer cerebral más letal-.

“Tenemos un resultado doble”, explica Maria A. Blasco, que es también jefa del grupo de Telómeros y Telomerasa del CNIO. “Buscábamos fármacos ya aprobados capaces de bloquear una nueva diana, y los hemos encontrado, pero además en el proceso hemos descubierto que algunas rutas moleculares importantes para el cáncer también regulan la protección de los telómeros. Es un aspecto muy interesante de la biología del cáncer que hasta ahora no se conocía”.

Este último hallazgo es tan llamativo para los investigadores que es el que da título al trabajo: “Múltiples vías implicadas en el cáncer regulan la protección de los telómeros”. Los telómeros constituyen los extremos de los cromosomas, que es donde está la información genética de la célula. El grupo del CNIO ha descubierto en los últimos años que atacar los telómeros de las células tumorales puede ser una estrategia eficaz contra el cáncer. En concreto, hace dos años demostraron que bloqueando una proteína esencial en los telómeros, llamada TRF1, se lograba frenar el crecimiento del glioblastoma humano y murino en modelos de ratón.

Los investigadores buscaron inhibidores de TRF1 en los 114 fármacos antitumorales del CNIO, compuestos que actúan sobre rutas moleculares conocidas. El screening reveló que varios de estos fármacos son capaces de bloquear TRF1 en células de glioblastoma y de cáncer de pulmón. Una vez identificados, probaron su actividad combinada con los primeros compuestos inhibidores de TRF1 desarrollados por el CNIO.