| jueves, 09 de febrero de 2017 h |

Un simple análisis de sangre puede ser tan preciso como una prueba de líquido cefalorraquídeo cuando se trata de determinar si los síntomas que sufre una persona son causados por la enfermedad de Parkinson u otro trastorno atípico parkinsonismo, según revela un nuevo estudio publicado este miércoles en la edición digital de Neurology.

En las primeras etapas de la enfermedad, puede ser difícil diferenciar entre el párkinson y trastornos atípicos del parkinsonismo (APD, por sus siglas en inglés), como atrofia del sistema múltiple, parálisis supranuclear progresiva y degeneración corticobasal, porque los síntomas pueden superponerse. La identificación temprana de estas patologías es importante porque las expectativas relacionadas con la progresión y el potencial beneficio del tratamiento difieren drásticamente entre el`párkinson y los APD.

“Hemos encontrado que las concentraciones de una proteína de los nervios en la sangre pueden discriminar entre estas enfermedades igual que las concentraciones de esa misma proteína en el líquido espinal”, subraya el autor del estudio, Oskar Hansson, de la Universidad de Lund en Suecia. La proteína nerviosa (denominada proteína de cadena ligera de neurofilamento) es un componente de las células nerviosas y se puede detectar en el torrente sanguíneo y el líquido cefalorraquídeo cuando las células nerviosas mueren.

Para el estudio, los investigadores examinaron a 504 personas de tres grupos de estudio. Dos grupos, uno en Inglaterra y otro en Suecia, tenían personas sanas y personas que habían sufrido párkinson o APD durante un promedio de cuatro a seis años. El tercer grupo estaba compuesto por personas que habían sufrido las patologías durante tres años o menos.

En total, hubo 244 personas con párkinson, 88 con atrofia del sistema múltiple, 70 con parálisis supranuclear progresiva, 23 con degeneración corticobasal y 79 que sirvieron como controles sanos. Los investigadores encontraron que la prueba de sangre era tan precisa como una prueba de líquido cefalorraquídeo al diagnosticar si alguien tenía párkinson o un APD, tanto en las primeras etapas de la enfermedad como en aquellos que habían sufrido con las enfermedades durante más tiempo. Los niveles de la proteína nerviosa fueron más altos en las personas con APD y menores en aquellas con enfermedad de Parkinson y quienes estaban sanos.