Sandra Pulido Madrid | viernes, 23 de febrero de 2018 h |

Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA), como son la anorexia nerviosa (AN) o la bulimia nerviosa (BN), suelen cursar por episodios con cierta tendencia a la recaída y a la cronicidad.

Por su etiología, complejidad clínica y consecuencias en la vida de las personas que lo padecen, el tratamiento de los TCA debe ser multimodal con intervenciones médicas y nutricionales, psicológicas, familiares y sociales.

Así lo defienden desde la Unidad de Trastornos del Comportamiento Alimentario del Hospital Infantil Niño Jesús.

Esta Unidad nació en 1992 con un programa de hospitalización para anorexia nerviosa diseñado de forma específica y con un novedoso programa de tratamiento ambulatorio.

Este centro atiende al año a más de 220 pacientes que se dividen entre el programa de hospitalización y el programa de hospital de día.

Bajo la dirección de Monstserrat Graell Berna, la Unidad realiza actualmente un abordaje basado en el paradigma bio-psicosocial de comprensión del trastorno mental que sigue un modelo de cuidados desarrollado por un equipo interdisciplinar que asegura el tratamiento integral, intensivo, extensivo y garantiza la continuidad de la atención.

El tratamiento se lleva a cabo mediante intervenciones multidisciplinares médicas, psicológicas, sociales y académicas (para que los pacientes no se pierdan el curso escolar).

Mayor incidencia en mujeres

Los trastornos del comportamiento alimentario representan la tercera enfermedad crónica más común entre las jóvenes llegando a una incidencia del cinco por ciento (nueve mujeres/un hombre a partir de la adolescencia).

Por otro lado, los trastornos alimentarios no especificados (TANE) entran dentro de una categoría residual que incluye los TCA pero que no cumplen todos los criterios para AN o BN.

Estos trastornos constituyen los TCA más comunes entre los adolescentes, con una prevalencia estimada en 3,06 por ciento entre las mujeres jóvenes.

El origen de la AN es frecuente en la adolescencia con un pico de edad de inicio actual a los 13 años. En cambio, la BN y los trastornos por atracón comienzan habitualmente en la adolescencia tardía.

Otros trastornos de alimentación como la evitación/restricción de la ingesta son más comunes en edades escolares.

Desde el Niño Jesús aseguran que durante la adolescencia el riesgo de mortalidad de los pacientes con anorexia es superior a otras enfermedades como asma, diabetes u otros trastornos mentales. Su evolución clínica suele presentar complicaciones psiquiátricas como ansiedad, episodios depresivos, abuso de sustancias y riesgo de suicidio.