Sandra Pulido Madrid | viernes, 25 de agosto de 2017 h |

El riesgo de contraer infecciones es uno de los problemas más importantes después de un trasplante de hígado.

Ahora, científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas (Ciberehd) pertenecientes a la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital Clínic de Barcelona han identificado la relación entre las infecciones tras un trasplante de hígado y la inmunidad innata al órgano del donante.

Según la investigación, los receptores de un hígado con producción deficiente de la proteína MBL corren mayor riesgo de complicaciones bacterianas como neumonía, shock séptico y muerte de causa infecciosa.

“Si a un paciente le trasplantamos un hígado que fabrica mucha proteína MLB tendrá menos riesgo de infección en general después de la intervención. Por el contrario, si el hígado que le hemos puesto fabrica poca proteína tiene más posibilidades”, comparado con un hígado productor en rangos normales, explica Miquel Navasa, Jefe de Sección de Trasplante Hepático del Hospital Clínic y coordinador de la investigación.

El trabajo ha relacionado por primera vez las probabilidades de infección con ciertos polimorfismos de lectina de unión a manosa ( MBL, por sus siglas en inglés), una proteína circulante de la inmunidad innata que se produce en el hígado. “Tenemos una inmunidad innata que permite defendernos contra las agresiones que podamos sufrir. Pero esa inmunidad innata se basa en una serie de sustancias que nos permite reconocer gérmenes en general, no el germen en particular”.

Medidas preventivas

Este estudio ayuda no solo a entender el papel de la inmunidad innata tras el trasplante, sino que propone medidas de prevención. Con un sencillo análisis genético del donante, se puede identificar a los receptores con alto riesgo de presentar complicaciones bacterianas graves tras el trasplante hepático, e incluso aplicar tratamientos preventivos individualizadas para estos pacientes.

“Si sabes que se ha trasplantado un hígado que es poco productor podemos administrar antibióticos a los pacientes de forma profiláctica para evitar que se infecten. Sobre todo al principio cuando están con mucha inmunosupresión”, resalta Navasa. “Incluso se puede vacunar a la gente contra los gérmenes que causan la infección o sintetizar esta proteína y administrarla”, añade el hepatólogo.

En colaboración con los grupos de Infecciones en Receptores de Trasplante Órgano Sólido y de Investigación en Inmunoreceptores del Sistema Innato y Adaptativo del Hospital Clinic de Barcelona, el equipo de Miquel Navasa ha evaluado la gravedad de estas complicaciones durante el primer año de trasplante hepático para llevar a cabo esta investigación.