Juan Pablo Ramírez Madrid | viernes, 19 de mayo de 2017 h |

La integración de la genómica, la proteómica, la metabolómica y la glicómica podría ser una realidad en la clínica antes de lo esperado. El director del departamento de Oncología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Jesús García Foncillas, se mostró optimista durante la celebración del tercer simposio nacional de ‘Genómica aplicada en oncología’, que organizó la semana pasada la Fundación Quirónsalud en el centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Los avances de la tecnología y de la informática podría permitir el logro de este objetivo en un periodo de tres o cuatro años, a ojos de García Foncillas. No obstante, existen aún obstáculos que hacen que la meta se encuentre a una distancia lejana. La integración de las ómicas ha encontrado dos barreras. “En primer lugar requiere de plataformas para su estudio que no están disponibles en la mayoría de los hospitales. El segundo es más importante. Para poder integrarlas y contar con la información de todas ellas hacen falta aproximaciones bioinformáticas y estudios informáticos con equipos expertos capaces de integrarlas y obtener información. Esta integración esté lejos de la realidad”.

Una de las necesidades que surge es la incorporación de expertos en bioinformática. “Necesitamos muchos bioinformáticos, muy bien formados, con capacidad de ir incorporando técnicas, análisis y datos que implica una gran base en biología pero un gran conocimiento en informática. Es una profesión de presente y de futuro”, destacó García Foncilllas.

Pero antes de la integración de las ómicas y como paso previo, el director del departamento de Oncología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, considera necesario el estudio y el análisis con plataformas genómicas. “Es un punto intermedio más realista. Por lo menos sería importante considerar en nuestro país que el dato que se extrae del genoma de los tumores ayuda a cambiar la perspectiva del paciente en términos de pronóstico y ayuda a determinar tratamientos que pueden ser mucho más activos y menos tóxicos”, destacó.

Este primer paso implicaría “un cambio de cultura y de planteamiento en la mentalidad de la sanidad de nuestro país. Evidentemente este paso merecería la pena”, añadió.

Esta integración ha comenzado a producirse en hospitales y centros de Estados Unidos y Japón, principalmente. “Tenemos casos concretos de hospitales de mucho nivel de investigación que están trasladando estos trabajos a la clínica. Estamos hablando de Estados Unidos y Japón. Poco a poco van apareciendo hospitales en Europa, donde esa información cruzada de varias ómicas con la ayuda de la bioinformática la estamos integrando en la clínica. Pero de manera muy puntual, no extendida a todos los pacientes y con dificultades para extraer datos y para analizar las muestras de los tumores”, señaló Foncillas.

Para solucionar estas limitaciones, el oncólogo propone una serie de iniciativas. En primer lugar, resulta necesario incrementar los datos de los pacientes, especialmente añadiendo la monitorización y datos de capas moleculares, flexibilizar los programas de cribado genómica, la implantación de molecular advisory boards y el entendimiento de estas limitaciones.