XXI Simposio de Revisiones en Cáncer

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C.M.López Madrid | viernes, 08 de febrero de 2019 h |

La optimización del tratamiento del cáncer de tiroides diferenciado refractario al radioyodo (RR-DTC, por sus siglas en inglés) está basado, a juicio de Jaume Capdevila, responsable de la Unidad de Tumores Gastrointestinales y Endocrinos del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Vall d’Hebrón, en tres elementos principales.

La terapia sistémica

En primer lugar, con el inicio adecuado de la terapia sistémica. Para Capdevila no está claro cuándo comenzar el tratamiento, si bien, todo apunta a hacerlo cuando el cáncer deja de ser indolente y comienza a ser agresivo. Además, la decisión debe ser tomada por un comité multidisciplinar.

Una vez resuelto y elegido el tratamiento, el segundo paso sería la selección correcta en primera línea y la maximización de los resultados del tratamiento. En este punto, el oncólogo indica que “la intensidad del fármaco se relaciona con la supervivencia y la respuesta. A dosis más altas, mejor serán los resultados”.

Selección de pacientes

El tercer pilar para este experto sería el inicio tardío del tratamiento con lenvatinib con la técnica rápida de cuatro pasos. Hay que tener en cuenta que la edad en esta enfermedad es un factor importante.

De hecho, los resultados del ensayo clínico Select mostraron que el tratamiento para la tiroides en una población mayor de 65 años se asoció a una pérdida significativa de supervivencia libre de progresión y supervivencia global, “lo que equivale a una pérdida de oportunidad terapéutica”.

En cualquier caso, la selección del tratamiento en primer línea se debe basar en “utilizar lo mejor que tenemos o en una estrategia de secuencialidad”. Capdevilla explicó que según Select, el uso de lenvatinib como terapia sistémica de primera línea ha dado resultados en SLP más prolongados y con mayores posibilidades de lograr una remisión completa.

Datos en vida real

Además, los estudios de RWE de lenvatinib en pacientes con cáncer de tiroides diferenciado refractario al radioyodo respaldan su uso en poblaciones no seleccionadas. “Los análisis de su uso como terapia sistémica de primera línea han mostrado una reducción del tumor de casi el doble, así como mejores resultados de calidad de vida en comparación con la configuración de la segunda línea.