C. S. Madrid | viernes, 16 de septiembre de 2016 h |

El linfoma es una proliferación maligna de linfocitos que se inicia en los nódulos o ganglios linfáticos y produce una progresiva merma en el funcionamiento del sistema inmunitario. No existen registros epidemiológicos en España, aunque se estima que la incidencia se sitúa en torno a los 6.000 pacientes al año en nuestro país, como afirma a GM la presidenta de la Fundación del Grupo Español de Linfomas, Trasplante Autólogo de Médula Ósea (Geltamo), Dolores Caballero, con motivo del Día Mundial del Linfoma, que se conmemora cada 15 de septiembre.

Pregunta. ¿Cuál es la prevalencia del linfoma en nuestro país?

Respuesta. No hay estudios epidemiologicos, de modo que nos tenemos que fiar de los datos que hay fuera. En España, se diagnostican aproximadamente 6.000 linfomas al año.

P. ¿Cuántos tipos existen?

R. Si cogemos el registro que tenemos en el Geltamo, el Relinf, se ve que la distribución de los tipos de linfoma es similar a la de otros países. De acuerdo con la clasificación de 2008 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay 24 tipos diferentes. Lo que significa que el linfoma es una enfermedad muy heterogénea. Los más frecuentes, son los B, que son el 82 por ciento; el linfoma de Hodgkin ocupa un 12 por ciento y después están los linfomas T con un seis por ciento. Linfoma no Hodgkin serían 23 variedades y el linfoma de Hodgkin la 24.

P. ¿Cuál es el más frecuente dentro de los B?

R. Es el linfoma difuso de células B grandes (el 30 por ciento de todos los linfomas). El segundo tipo en frecuencia, es el linfoma folicular (19 por ciento).

P. ¿Cómo se diagnostican?

R. Mediante una biopsia ganglionar. Con anestesia local generalmente o general dependiendo de donde se localicen los ganglios linfáticos inflamados.

P. ¿Cuál es el arsenal terapéutico con el que cuentan los especialistas para abordar esta patología?

R. El tratamiento fundamental en los linfomas sigue siendo la quimioterapia (QT). La segunda opción más importante y que ha sido un gran avance en los últimos años ha sido en los linfomas B, el anticuerpo monoclonal anti CD20 y después están otros monoclonales que están siendo aprobados para otros tipos de linfoma que de momento no están aprobados en primera línea, sino que se están utilizando cuando el paciente recae. Ahí tenemos un abanico de anticuerpos monoclonales diferentes que van a ser muy importantes en el tratamiento de estos linfomas. Aparte, hablaría de otras moléculas que están dirigidas contra determinadas vías de señalización y que cuentan con una base biológica muy importante. Y después estaría un último grupo de tratamientos muy novedoso que son también anticuerpos monoclonales y van dirigidos a estimular el sistema inmune.

P. ¿Qué papel juegan la terapia celular o la inmunoterapia en el tratamiento de los linfomas?

R. Depende de a qué llamemos inmunoterapia. Es decir, un anticuerpo monoclonal que se adhiere a una proteína del linfocito B y lo mata, también es un tratamiento inmunoterápico, pero es inmunoterapia directa, activa. Pero hay otras que son pasivas que consisten en desbloquear el sistema inmune.

P. ¿Qué papel van a tener esos fármacos?

R. De manera inmediata, ya se están aprobando en hematología algunas de esas nuevas dianas terapéuticas y también en pacientes que han recaído tras tratamiento convencional. En cuanto a su impacto en los próximos años, creo que primero tienen que demostrar que son seguros, es decir; que su toxicidad es aceptable; lo segundo, que prolongan el tiempo sin enfermedad o que la estabilizan y, en tercer lugar, si eso va a tener un impacto en la supervivencia. Pero no podemos abandonar la QT. A lo mejor, en el futuro solo utilizamos los nuevos fármacos, pero creo que en linfoma no es todavía la opción. La mayoría de estos medicamentos están siendo utilizados después de la recaída. Para que estos anticuerpos monoclonales sustituyan a la QT convencional en los linfomas, creo que falta tiempo.

P. ¿Qué opciones se emplean cuando el paciente es refractario o la respuesta que ha mostrado a los tratamientos ha sido parcial?

R. Los nuevos fármacos se testan en pacientes que ya han recibido muchos tratamientos y cuando se demuestra que son seguros en ellos se emplean en pacientes que ya han utilizado muchas líneas. Entonces los empezamos a testar en ensayos clínicos en fases menos avanzadas de la enfermedad y si son eficaces pasan a primera línea. Se supone que si son eficaces en pacientes refractarios, lo serán más cuando el paciente no ha recibido tratamiento.

P. ¿En qué punto está España en relación con la investigación de esta enfermedad?

R. Si nos centramos en la investigación liderada por la industria farmacéutica, España está al nivel de otros países europeos, así como respecto a la participación de nuestro país en ensayos clínicos internacionales promovidos por la empresa farmacéutica está muy bien. Si hablamos de si España es competitiva porque tiene una investigación clínica de los grupos cooperativos similar a la de otros países de nuestro entorno, estamos detrás de Alemania, Inglaterra, Francia o Italia. Aparte, España no apuesta por el mecenazgo, por esta fuente de inversión, que considero es un aspecto muy importante para la investigación. Y otro aspecto que debería mejorarse es que a nivel administrativo es difícil llevar a cabo ensayos clínicos. Esto se complica por la diversidad de las comunidades autónomas (CC.AA.), que dificulta la aprobación de estos ensayos. Ahí, creo que la EMA debería darnos ‘un empujón’ para que se facilitase la investigación a nivel autonómico.

P. ¿Cuáles son para usted los principales hitos que se han producido en los últimos años?

R. Hemos mejorado mucho el diagnóstico, el conocimiento de la biología de los tumores, el seguimiento de los pacientes con la medicina nuclear, como por ejemplo con la PET/CT, y los nuevos anticuerpos monoclonales o moléculas contra vías alteradas en los tumores, etc. Todo eso junto, permitirá que en un futuro podamos tener una medicina adaptada a cada paciente y a cada tumor.

LAS FRASES

Después de la inmunoterapia, el gran avance en los linfomas B ha sido el anticuerpo anti CD20”

A veces resulta difícil llevar a cabo ensayos clínicos, debido a la diversidad que existe de CC.AA.”