XIV Abordaje Multidisciplinar del Cáncer

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CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 13 de abril de 2018 h |

El arsenal terapéutico en oncología crece y de eso no hay dudas. Nuevas investigaciones, nuevas esperanzas y en el horizonte: la medicina de precisión. El XIV Abordaje Multidisciplinar del Cáncer esbozó los pasos a futuro. Precisamente, una de las últimas revoluciones en este ámbito es la progresiva incorporación de la bioinformática como disciplina de interés en los comités de tumores, con el fin de profundizar y valorar los datos disponibles para ofrecer la mejor solución terapéutica al paciente.

Y es que la adaptación de los hospitales a la era digital, sumada a la aparición de nuevas técnicas diagnósticas, han conducido a que el big data se instaure completamente en el sector oncológico. Tal como explica Alfredo Carrato, coordinador científico del Simposio y jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal, “gracias a la informatización de los hospitales disponemos de una ingente base de datos clínicos y moleculares; su adecuado análisis y procesamiento bioinformático permitirá una aproximación diagnóstica más precisa y un mejor conocimiento de la biología tumoral y de los resultados de las distintas estrategias de tratamiento, así como conocer resultados de tratamiento de tumores raros y las áreas de mejora para una mejor planificación sanitaria”. A su juicio, supone una oportunidad, en definitiva, para poder ofrecer la mejor solución al paciente, y así mejorar también el pronóstico y la mortalidad del cáncer.

Una oportunidad que se podría perder si no se introducen ‘traductores’ que trasladen esos avances. Los expertos consideran que el conocimiento aportado por la bioinformática tendrá grandes ventajas, entre ellas, permitirá un mayor control del gasto sanitario al permitir la definición de una estrategia terapéutica más precisa y eficiente, adaptada a cada paciente y a cada estadio del tumor.

Novedades en inmunoterapia

En cuanto a las novedades terapéuticas presentadas en el Simposio, la inmunoterapia y la medicina personalizada continúan siendo los grandes protagonistas.

Como apunta Carrato, el desarrollo de la inmunoterapia con sus combinaciones, tanto con vacunas, otros fármacos inmunoterápicos, fármacos contra dianas específicas o quimioterapia-radioterapia, sigue siendo el escenario con más expansión.

El coordinador del Simposio destaca también la importancia de la investigación traslacional en oncología, ya que “abre nuevas opciones diagnóstico terapéuticas que luego tienen que desarrollarse en la investigación clínica, antes de incorporarse al armamentario terapéutico oncológico”.

Los ensayos clínicos, según explica, constituyen “una oportunidad para el paciente, que puede disponer de un tratamiento en desarrollo potencialmente beneficioso antes de su comercialización”.

A nivel científico el campo es extenso y hay especialistas interesados en cada una de las parcelas. “El conocer en profundidad la biología del tumor: como se comporta un tumor, no en un momento concreto, sino a lo largo de su evolución”, matiza el especialista.

Está claro que, “como no hay dos tumores iguales”, esta medicina de precisión exige que de los datos que se desprenden con la biopsia líquida o la secuenciación masiva, proporcionan una fuente de información fundamental. Sin embargo, su transcripción hace necesaria esas herramientas.

Los biomarcadores

Además de los nuevos perfiles profesionales en la práctica clínica, en el laboratorio la búsqueda de nuevos biomarcadores es la principal herramienta. “No se puede concebir la inmunoterapia sin los biomarcadores”, asegura la presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Ruth Vera.

De hecho, la oncóloga pone el ejemplo del cáncer colorrectal. Como explica, hace cerca de diez años, los oncólogos estaban convencidos de que la expresión de un receptor de la membrana del EGFR era la diana y lo que iba a poder seleccionar a los pacientes con este tumor, y posteriormente, se dieron cuenta de que no podían selecionarlo. Poco a poco se fue ahondando en la biología molecular para descubrir qué pasaba después del bloqueo del receptor y se dieron cuenta de la importancia de las vías, el estímulo y respuesta que se desencadenaba, “y se descubrió KRAS”. Al poco tiempo, siguieron mejorando e incorporando más conocimiento sobre ese gen, descubriendo nuevas mutaciones, y dando paso a una selección mejor de los pacientes. “No hemos acabado, sino que el avance en el conocimiento molecular del cáncer nos lleva a cada vez más incorporar nuevos biomarcadores”. En su opinión, es la única forma de poder avanzar.

Una apuesta real por la integración

Al mismo tiempo, avanzar de la mano de otros especialistas es un plus. Vera explica que “es un principio que debe ser nuestro principal foco como oncólogos”.

A su juicio, el paciente oncológico está ligado a un abordaje complejo, “ya que es imposible trabajar solos en una enfermedad como esta”.

Afortunadamente, si hace unos años esta visión integral estaba poco extendida, la historia ha cambiado. “La mayoría de los hospitales trabajan en oncología así”, apunta Vera. De hecho, existe evidencia científica que avala que el tomar decisiones en consenso en comités tiene un impacto en la supervivencia. “Es cierto que no en todos los hospitales hay comités de tumores de todos los tipos, pero es a lo que deberíamos de ir”, reconoce.


Alfredo Carrato
“El procesamiento bioinformático permitirá una aproximación diagnóstica más precisa”



Ruth Vera
“No hemos acabado, sino que el avance del conocimiento molecular nos llevará a incorporar biomarcadores”