E.M.C. Madrid | martes, 22 de enero de 2019 h |

La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es la primera causa de insuficiencia renal terminal. De igual modo, la enfermedad renal constituye una de las complicaciones más relevantes que dificultan el control de la diabetes y lo que es más, hay evidencia de que las personas con diabetes mellitus tipo dos y enfermedad renal presentan un mayor riesgo cardiovascular y un peor pronóstico vital.

José Luis Górriz, especialista del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Clínico de Valencia y miembro del Grupo Clínico y Traslacional en Diabetes, recuerda que una de cada cuatro personas con DM” presentará albuminuria a los diez años del diagnóstico de diabetes. Además, uno de cada tres pacientes diabéticos en el mundo, subrayan presentarán algún grado de nefropatía y hasta un 40 por ciento de los diabéticos presentarán nefropatía a lo largo de su evolución. Son cifras que, como destaca el especialista, resultan suficientemente contundentes como para valorar el peso de la nefropatía diabética que constituye, además, la principal causa de inicio de diálisis en el mundo.

Ante esta realidad, el Grupo Clínico y Traslacional en Diabetes (Grupo CTD) ha optado por centrar en este tema su primer tema monográfico. Este grupo, está coordinado por Esteban Jodar, jefe de Endocrinología y Nutrición de Quirónsalud, y Francisco Javier Ampudia-Blasco, del servicio de Endocrinología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, y Rafael Simó, jefe de la unidad de Investigación en Diabetes y Metabolismo del Instituto de investigación del Hospital Universitario Vall d’Hebrón. Agrupa también a más de una decena de expertos en diabetes en especialidades con cardiología, endocrinología y nutrición, medicina de familia, medicina interna y nefrología.

El manejo de estos enfermos, como recuerda Ampudia-Blasco, requiere un enfoque coordinado y multidisciplinar que también se refleja en la propia composición del grupo de investigación. Su alcance es tan importante que todos coinciden en que es fundamental concienciar sobre la necesidad de llevar a cabo una detección de la enfermedad renal en todas las personas con diabetes, de manera que se pueda realizar un adecuado control metabólico en frases precoces y controlar igualmente los factores de riesgo cardiovascular.

Górriz, que también ha sido el coordinador de este encuentro, ha mostrado su certeza de que la enfermedad renal diabética va a ser una de las protagonistas en la medicina, especialmente en el ámbito de la diabetes, en los próximos tiempos. De igual modo, ha subrayado la necesidad de proporcionar un abordaje holístico de la patología, para lo cual considera básico que los profesionales cuenten con una buena formación, una tarea en la que este grupo aportará su grano de arena.

A partir de esta reunión monográfica, se proporcionarán recomendaciones generales basadas en el consenso que permitan reconocer tempranamente esta complicación para tratarla de forma adecuada y , en la medida de lo posible, frenar la progresión, asegura Esteban Jódar.

Los especialistas consideran básico que todos los médicos, de forma especial aquellos que mantienen un contacto más diario con los pacientes, como es el caso de atención primaria, sepan que existen alternativas terapéuticas que aportan un beneficio tanto en el control de la hiperglucemia como en la enfermedad renal. En este sentido, Górriz recuerda que en los últimos cinco años han aparecido alternativas terapéuticas de mayor eficacia.

Entre otras, los expertos citan los ISGLT2 o los ArGLP1, que proporcionan beneficios renales, con independencia del control de la glucemia, y logran también mejoras en parámetros renales y cardiovasculares. Otra de sus ventajas, es que no se asocian con hipoglucemias, que hasta hace poco constituía una de las principales dificultades en la optimización del control glucémico en pacientes con insuficiencia renal.