J. A. R. Barcelona | lunes, 28 de agosto de 2017 h |

Establecer la relación entre mente o emociones y la salud del corazón es uno de los principales retos en el campo de la cardiología. Ahora, un nuevo estudio arroja luz a este respecto. Las enfermedades psiquiátricas y el estrés emocional están fuertemente asociados con el riesgo de desarrollar un infarto de miocardio con arterias coronarias no obstructivas (Minoca) y empeoran su pronóstico, según Joaquín Alonso Martín del Hospital Universitario de Getafe y uno de los autores de esta investigación.

La mayoría de infartos de miocardio se producen por la obstrucción de las arterias del corazón causada por un coágulo (trombo) que se produce sobre un estrechamiento (placa de ateroesclerosis) lo que impide el paso del flujo sanguíneo. Pero hay otro tipo de infarto en el que no existe esta estenosis severa, se trata del infarto de miocardio con arterias sin lesiones obstructivas. Este grupo de infartos, más frecuente de lo que se creía y que supone un 5-13 por ciento del total de los infartos, tiene un mecanismo diferente al ataque de corazón habitual: espasmo, disección o rotura de las arterias del corazón, coágulos que se disuelven, daño en las arterias más pequeñas (daño microvascular) o miocardiopatía de estrés (también conocido como síndrome de Takotsubo).

El estudio presentado es analítico y observacional y analizó datos de 63 pacientes consecutivos con Minoca ingresados en Hospital Universitario de Getafe durante 2 años en comparación con un grupo de pacientes consecutivos diagnosticados de infarto de miocardio relacionado con arterias coronarias con lesiones obstructivas (el infarto habitual). Se registró información específica sobre aspectos sociales que se sabe que modulan el estrés, incluyendo el estado civil, desempleo o trabajando en turno de noche (actualmente o en el pasado). Los hábitos incluían el uso de drogas ilegales o la práctica de deportes. También se incluyeron otras características emocionales como enfermedades psiquiátricas, dolor de cabeza crónico o el reconocimiento del estrés emocional.

Según Alonso, “los factores sociales no influían” en el riesgo de sufrir un infarto de miocardio. “Pero sí que influían las enfermedades psiquiátricas o el estrés emocional mantenido. El 29 por ciento de los pacientes con infarto de miocardio sin lesiones coronarias obstructivas significativas tenían historia de enfermedad psiquiátrica y casi el 80 por ciento reconocían una situación de estrés emocional previa al infarto. Por el contrario, en los pacientes con infarto agudo de miocardio y lesiones obstructivas (el infarto habitual) sólo tenían historia psiquiátrica en el 11 por ciento de los casos y de estrés en 30 por ciento”.

En opinión de este experto, el presente trabajo “une mente y cuerpo e indica que la atención adecuada de las enfermedades psiquiátricas puede tener un papel importante en la prevención primaria del infarto”.