CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 13 de julio de 2018 h |

A pesar del importantísimo papel que está jugando la inmunoterapia, en la actualidad, solo logra curar a entre el 15 y el 20 por ciento de los pacientes. Tratar de aumentar este porcentaje y acotar aún más el nicho de los pacientes que se podrán beneficiar es un esfuerzo en el que actualmente viven inmersos los oncólogos. Esta idea se puso sobre la mesa en la jornada de la Fundación ECO, ‘Biomarcadores en Inmuno-Oncología’, que contó con la colaboración de Bristol-Myers Squibb.

Las barreras que existen actualmente en este campo fueron enumeradas por el presidente de la Fundación, Vicente Guillem. Su alto precio y la inexistencia de suficientes marcadores siguen estrechando el cerco. Por ello, la búsqueda de nuevos biomarcadores que permitan aumentar esa ‘n’ de pacientes que se puedan beneficiar sigue siendo objeto de deseo. Si el discurso en auge radica en contar con un biomarcador para cada fármaco, ahora el debate se amplía a que estos biomarcadores se incorporen al diseño de ensayos clínicos.

El oncólogo del Hospital 12 de Octubre de Madrid, Luis Paz-Ares, analizó la situación del cáncer de pulmón, donde actualmente solo responden a inmunoterapia un porcentaje no superior al 20 por ciento. Si bien, a pesar de los avances en este tumor, los resultados de los nuevos fármacos que están por llegar siguen siendo “poco prometedores”. A su juicio, hay combinaciones de medicamentos que se deberían explorar más, por lo que hay que”hacer más ciencia antes de llevar a 10.000 pacientes a ensayos de fase III”. Lo deseable es llegar a discriminar desde el principio qué enfermos se pueden beneficiar más, “por lo que es necesario aumentar el conocimiento de los biomarcadores”.

En el ranking de tumores que mejor responden a inmunoterapia está el melanoma pero ese número de pacientes que se benefician, a juicio de Alfonso Berrocal, oncólogo del Hospital General de Valencia sigue siendo bajo. Además, el 70 por ciento que no obtiene beneficios desarrollan resistencias primarias.

Pero el debate va más allá. ¿Hasta cuándo alargar el tratamiento? Berrocal lamentó el uso “indiscriminado” que está realizando en las combinaciones de inmunoterapia y que no están aportando los resultados deseados. Mejorar, por tanto, la selección de pacientes se alza como fundamental y así diferenciar en los ensayos a los pacientes resistentes primarios de los secundarios. El esfuerzo además se debe centrar en estudiar la secuencia de tratamiento correcta y utilizar las combinaciones de fármacos con una extensa validación preclínica. “Hay que incorporar los marcadores que ya conocemos al diseño de los ensayos clínicos, los cuales deben ir acompañados de una extensa investigación preclínica”, destacó.

Otro dato interesante es qué ocurre con los largos supervivientes. A juicio del oncólogo del Hospital General de Alicante, Bartomeu Massuti “estamos ante unos agujeros bastante negros que si logramos aclarar podremos diseñar estrategias más razonables”.