GM Madrid | jueves, 07 de septiembre de 2017 h |

Los resultados del estudio fase II Lorelei en el que se evalúa el uso de taselisib en neoadyuvancia (antes de la cirugía) en cáncer de mama en estadio inicial positivo para receptores de estrógenos (ER) y HER2-negativo han sido presentados durante el Congreso ESMO 2047. Unos datos que muestran una visión nueva del potencial efecto de la inhibición de la enzima PI3K en este tipo de tumor.

La combinación de taselisib y letrozol antes de la cirugía ha mejorado significativamente los resultados para los pacientes con cáncer de mama precoz que era tanto receptor de estrógeno positivo como HER2-negativo (ER + / HER2-) según los resultados del ensayo Lorelei.

“Hemos sido capaces de detectar una reducción en el tamaño del tumor después de sólo 16 semanas de tratamiento, en comparación con los pacientes que recibieron letrozol más placebo”, señala la investigadora del estudio, Cristina Saura, del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona. “Cualquier disminución en las mediciones del tumor es algo positivo para los pacientes, porque esto significa que el fármaco ha tenido actividad contra su tumor en un corto período de tiempo”.

LoreleiI es el primer estudio aleatorizado que demuestra un aumento significativo en la tasa de respuesta objetiva tras el tratamiento con un inhibidor selectivo PI3K en esta población de pacientes, señalaron los autores del estudio, que se llevó a cabo en 85 sitios en todo el mundo.

Taselisib es un inhibidor específico de la PI3K que bloquea una vía de señalización conocida como PIK3 que promueve el crecimiento del cáncer. “La historia específica alfa es importante, porque otros inhibidores de la PI3K han tenido un efecto pequeño, y la relación beneficio-riesgo fue menos favorable”, señaló Sibylle Loibl, Presidenta del Grupo Alemán de Mama, que no participó en el estudio, pero valoró los resultados para la ESMO. “En general se cree que los inhibidores específicos de alfa serán más eficaces y menos tóxicos que otros”, indicó.

LoreleiI incluyó 334 pacientes posmenopáusicas con ER + / HER2-, estadio I-III, cáncer de mama temprano operable. Todos ellos tenían tejido analizado para las células de cáncer mutante PIK3CA, y se asignaron al azar a recibir letrozol más un placebo (n = 168) o taselisib (n = 166) durante 16 semanas con el fin de reducir su tumor antes de la cirugía.

El estudio tenía dos criterios de valoración co-primarios: uno era ORR que se evaluó midiendo el tamaño del tumor con la resonancia magnética; la segunda fue la respuesta de respuesta patológica completa (pCR), que es una medida de la presencia de células cancerosas en el sitio después de que el tumor se extirpa quirúrgicamente.

Asimismo, se demostró que el ORR fue mejor en los pacientes que recibieron taselisib en comparación con el placebo (50 por ciento versus 39.3 por ciento, odds ratio [OR] 1.55, IC del 95 por ciento 1.00-2.38, P = 0.049), pero no hubo diferencias significativas entre los grupos para pCR.

Entre los 152 pacientes que tenían células cancerosas mutantes PIK3CA detectadas al inicio del estudio, el taselisib funcionó particularmente bien, con 56,2 por ciento mostrando ORR comparado con el 38 por ciento de los pacientes que recibieron placebo (odds ratio [OR] 2,03, IC del 95 por ciento 1,06-3,88 p = 0,033).

“Para mí, el mensaje principal es que aunque todos los pacientes parecen derivar algún beneficio de taselisib, aquellos que tenían esta mutación parecían obtener más beneficios”, dijo Saura.

La interrupción y la dosis reducida de taselisib ocurrieron en 10,8 por ciento y 11,4 por ciento de los pacientes, respectivamente. Los eventos adversos graves más comunes (grado 3 y 4) asociados con el fármaco incluyeron trastornos gastrointestinales (7,8 por ciento), infecciones (4,8 por ciento), trastornos cutáneos / subcutáneos (4,8 por ciento), trastornos vasculares (3,6 por ciento) y metabolismo y trastornos nutricionales (3,6 por ciento) incluyendo hiperglucemia (1,2 por ciento).

Aunque hubo una muerte súbita en el grupo tratado con taselisib, los investigadores del estudio consideraron que no estaba relacionado con el fármaco.

Loibl concluyó que “estos son los primeros datos que indican que la adición de un inhibidor específico de la PI3K podría funcionar además de una terapia endocrina en el cáncer de mama HER2- / Hr +.

En definitiva, los expertos apuntaron a la necesidad de conocer más datos de Lorelei, así como los datos de los estudios de fase III en el cáncer de mama metastásico para evaluar el papel de los inhibidores de quinasa PIK3 en el cáncer de mama.