GM | martes, 22 de enero de 2019 h |

La escisión total del mesorrecto, es decir, la extirpación del recto más la grasa de alrededor y los ganglios, es el tratamiento habitual en cáncer de recto, un abordaje eficaz que puede realizarse por laparotomía (cirugía abierta), por laparoscopia o por cirugía asistida por robot. El problema de este abordaje es, explica Óscar Alonso, especialista en oncología quirúrgica digestiva de MD Anderson Madrid, “la falta de visión de la parte más distal del recto, lo cual dificulta la resección correcta y completa del tumor”. Por ello, conforme la ubicación del tumor se acerca más al ano y, por tanto, empeora más la visión, más probabilidades tiene el paciente de que la resección no sea correcta y el tumor recidive.

Ahora, la técnica de escisión total del mesorrecto por vía transanal (TATME) viene precisamente a intentar solucionar este problema de visión. Realizada en combinación con la técnica tradicional de cirugía de escisión del mesorrecto por laparotomía, laparoscopia o asistida por robot, TATME permite suplir esta falta de visión de la parte más distal del recto y, por tanto, logra que más pacientes con cáncer de recto localizado muy cerca del ano (a los que normalmente se les realiza una colostomía definitiva) tengan la opción de ser sometidos a una ileostomía transitoria.

“Conforme nos acercamos al ano, la pelvis se va estrechando, como si fuera una ‘L’, de forma que la visión de esta última parte de la ‘L’ es más complicada”, apunta Alonso. Por eso, en vez de entrar desde arriba, con TATME se entra desde abajo, desde el ano, también con instrumental de laparoscopia. “A través del ano, avanzamos hacia el recto, donde hacemos una incisión circunferencial para, a partir de ahí, acceder a la pelvis y realizar entonces la escisión total del mesorrecto”, explica este especialista. Durante la intervención, puede haber dos equipos de profesionales, cada uno de los cuales se encarga de resecar una de las partes de ‘L’ o un solo equipo, que empezaría por la parte más larga de la ‘L’ para seguir, posteriormente, con la parte más corta.

En pacientes no obesos y con tumores de pequeño tamaño, esta técnica permite incluso la extracción del tumor por el ano, de manera que “no sería necesario extraerlo a través del abdomen, un abordaje que requiere normalmente una incisión de 5-7 centímetros por encima del pubis”, resalta Alonso.

Además, si bien es cierto que muchos pacientes con cáncer de recto pueden evitar la colostomía definitiva también con una cirugía laparoscópica o laparotómica, el doctor Alonso apunta de nuevo a la dificultad especial que existe en pacientes con cáncer de recto localizado muy cerca del ano. Es precisamente en estos pacientes con cáncer de recto de tercio medio y tercio bajo en los que está indicada esta novedosa técnica, que actualmente solo se practica en algunos hospitales especializados de nuestro país, entre los que se encuentra MD Anderson Madrid.

Por último, Alonso recalca el aumento en la calidad de vida de estos pacientes, que logran una resección más completa con una intervención menos invasiva. “La recuperación del paciente se produce mucho antes y, por tanto, mejora también su calidad de vida”, señala.