Andoni Lorenzo, Presidente de FEDE | viernes, 11 de septiembre de 2015 h |

La diabetes es una patología crónica que en nuestro país afecta, a día de hoy, a más de cinco millones de personas y, que según los últimos datos internacionales, seguirá aumentando como consecuencia del incremento de las tasas de obesidad y los malos hábitos de vida, fundamentalmente en el caso de la diabetes tipo 2. Respecto a la tipo 1, se sigue investigando en nuevas terapias y fármacos que expliquen su origen pero sin tener este cerca, la ciencia y empresas farmacéuticas del sector continúan avanzando para encontrar una cura.

Sin embargo, la lucha para las personas con diabetes es diaria y tanto la Administración Pública como el propio Sistema Nacional de Salud deben proveer todos los recursos necesarios para hacer frente, de la mejor forma posible, ante la diabetes. Por este motivo, es fundamental seguir trabajando y defendiendo como hace la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), la formación y educación en diabetes que es clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes ya que los dota de las herramientas y conocimientos necesarios para gestionar su patología de forma adecuada.

Pero la inclusión de las nuevas tecnologías debe facilitar que el mayor número posible de personas pueda beneficiarse de estas, ya que actualmente, debido a los requisitos que se establecen para acceder a algunas de ellas, las personas con diabetes —aunque se comprometan con el tratamiento— no siempre pueden tener acceso a los nuevos dispositivos por no cumplir un determinado perfil exigido para ello. En este sentido, esta limitación o barrera debe ser eliminada para que todos los pacientes que lo deseen puedan optar por el más adecuado para tratar su patología.

La irrupción en el sistema de nuevos dispositivos electrónicos como es el caso de las bombas de insulina se consigue mejorar el control glucémico y reducir el riesgo de sufrir hipoglucemias, fundamentalmente en niños con diabetes tipo 1. Con el uso de las bombas también se consigue disminuir el número de inyecciones, pasando de cinco pinchazos diarios a uno cada tres días. El páncreas artificial es otra novedad que en los próximos años permitirá a los pacientes eliminar la necesidad de inyectar la insulina manualmente y garantizará que se administren las dosis exactas cada vez que sea necesario. Otra revolución, y que ya está disponible desde hace unos meses en el mercado es un dispositivo electrónico que controla los niveles de glucosa sin necesidad de recurrir al pinchazo en el dedo para extraer una gota de sangre y realizar las mediciones de glucosa. Por último, este cambio también afecta a las relaciones entre médico y paciente. En este sentido, la telemedicina ha llegado para quedarse y facilitar la gestión y monitorización de los pacientes con diabetes y así, ayudar a controlar la patología a la vez que proporcionar datos en tiempo real y en la distancia.

Por tanto, la tecnología ya forma parte de nuestra vida y su aplicación en los temas de salud se ha visto que es una herramienta que facilita la gestión de las patologías, siempre y cuando, profesionales sanitarios y pacientes, se encuentren en la misma línea de trabajo.