| martes, 03 de septiembre de 2013 h |

Añadir paclitaxel, un quimioterápico de la familia de los taxanos, al tratamiento convencional con 5-Fluorouracilo, doxorribicina y ciclofosfamida (conocido como FAC), reduce en un 26,7 por ciento el riesgo de recaída a los cinco años en pacientes con cáncer de mama precoz y sin afectación ganglionar. Así al menos se desprende de un estudio del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), recientemente publicado en el Journal of Clinical Oncology. Los datos del estudio Geicam/2003-02, en el que han participado 1.925 mujeres de entre 18 y 70 años, revelan además una menor toxicidad, especialmente en lo que respecta a los efectos cardiacos a largo plazo.

La relevancia del trabajo radica en el perfil clínico de las pacientes objeto de análisis ya que, hasta ahora, tal y como explica el doctor Miguel Martín, presidente de Geicam y principal autor del trabajo, “la literatura existente se ha centrado en el estudio de los tumores con afectación ganglionar axilar y un alto riesgo de recaída”. En los últimos años este panorama terapéutico ha cambiado favorablemente y, en la actualidad, gracias a las campañas de detección precoz, el 90 por ciento de los tumores que se diagnostican son pequeños con ausencia de afectación ganglionar. “El estudio de Geicam demuestra que la pauta secuencial de antraciclinas y paclitaxel semanal no solo reduce las recaídas, sino también que es menos cardiotóxica”, puntualiza.

Después de una mediana de seguimiento de 63,3 meses, durante los cuales se compararon los beneficios clínicos y de seguridad de dos terapias adyuvantes diferentes (la combinación FAC por cuatro ciclos, a la que se añadió paclitaxel semanal vs. la administración de FAC por seis ciclos sin taxano posterior), los resultados finales revelan una mejora de la supervivencia libre de enfermedad (SLE) del 93% en el grupo del FAC y paclitaxel y del 90,3 por ciento para las del FAC a los 5 años, con un total de 71 muertes, 31 en el primer grupo y 40 en el segundo.

A la luz de estos resultados, Ana Lluch, otra de las investigadoras del Geicam que ha participado en el estudio, señala que “podemos decir que estamos ante un nuevo estándar de tratamiento del que, presumiblemente y si los datos siguen siendo tan favorables como hasta ahora, podría llegar a beneficiar a nueve de cada diez mujeres diagnosticadas de cáncer de mama”. En cuanto a los efectos adversos más relevantes, se observó neutropenia febril en 25 pacientes (2,7 por ciento) de las 931 mujeres tratadas con el régimen FAC con paclitaxel y en 36 (3,6 por ciento) de las 986 sometidas a FAC. Además, se observó también fatiga en el 7,9 por ciento y el 3,4 por ciento de las pacientes respectivamente. Otro de los efectos adversos, la neuropatía sensorial, solo se observó en el 5,5 por ciento de las pacientes del primer grupo, no detectándose ningún caso en el segundo grupo.

En este estudio, liderado por el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid (de la mano de Miguel Martín) y el Hospital General de Valencia (con Ana Lluch), han colaborado un total de 27 hospitales españoles.