C. S. Madrid | viernes, 26 de septiembre de 2014 h |

El Linfoma de Hodgkin (LH) es una enfermedad neoplásica con índices de curación elevados gracias a los tratamientos en primera línea. No obstante, existe un porcentaje de pacientes que no responden a los tratamientos convencionales y se convierten en pacientes quimiorefractarios y un grupo que recae tras haber superado la enfermedad. Todos ellos son, por tanto, candidatos a recibir un trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos pero incluso así, la curación no está asegurada.

Para este colectivo, la llegada de brentuximab vedotina, comercializado por Takeda como Adcetris, supone “una auténtica revolución” desde el punto de vista terapéutico y que, además, se ha convertido en la primera novedad terapéutica desarrollada específicamente para LH en los últimos 30 años, destacó Anna Sureda, médico adjunto del Servicio de Hematología del Institut Català d’Oncologia, del Hospital Duran i Reynals (Barcelona).

Los resultados indican que este medicamento consigue la reducción del tumor en un 94 por ciento de los casos —un 75 por ciento de respuesta objetiva— y un 34 por ciento presentan remisión completa de la enfermedad, precisó Carmen Montoto, directora médico de Takeda.

Pese a estas cifras, “no tenemos datos suficientes para hablar de curación, pero sí tenemos datos de supervivencia global”, continuó. En concreto, para LH la mediana es de unos 40 meses de supervivencia global, comentó.

Linfoma anaplásico de células grandes

Esta nueva diana terapéutica también ha demostrado su eficacia para el linfoma anaplásico de células grandes ya que, pese a ser diferente al LH y ser menos frecuente, ambas patologías comparten el mismo antígeno.

Sureda subrayó que brentuximab vedotina ha conseguido “resultados mejores que para LH tanto en tasa de respuestas objetivas como en remisiones completas”.

El 97 por ciento presentó reducción del tumor —con un 87 por ciento de tasa de respuesta objetivas—. En este caso, tal y como comentó Montoto, seis de cada 10 presentaron una remisión completa.

Acerca de la supervivencia global de estos pacientes, la directora médico de Takeda no pudo ofrecer datos. “Necesitamos seguir más tiempo a los pacientes para realmente saber cuánto tiempo serán capaces de sobrevivir”, explicó.

El primer ensayo desarrollado para pacientes con LH que, previamente, ya habían sido sometidos a un trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos incluyó 102 pacientes y el segundo, para linfoma anaplásico de células grandes en recaída y refractarios, a 58 pacientes.

Según Montoto, un 19 por ciento abandonaron el tratamiento, debido a respuestas adversas como cansancio, diarrea, algo de fiebre, neutropenia, neuropatía periférica. Respecto al perfil de seguridad del fármaco, agregó que es “rápidamente sencillo de manejar”.

Caballo de Troya

Brentuximab vedotina está compuesto por tres partes: un anticuerpo monoclonal que detecta la proteína CD30, un quimiotóxico llamado monometilauristatina E y un linker que los mantiene unidos mientras el fármaco está en el torrente circulatorio.

Una vez que llegan a la célula tumoral el linker se rompe y actúa “exclusivamente” sobre las células malignas y las destruye. “Actúa como un caballo de Troya”, apuntó Montoto, quien concluyó su intervención, alegando que es necesario seguir invirtiendo para saber en qué otros grupos de pacientes y patologías podría ser de utilidad esta molécula.

El Linfoma de Hodgkin (LH) es una enfermedad neoplásica con índices de curación elevados gracias a los tratamientos en primera línea. No obstante, existe un porcentaje de pacientes que no responden a los tratamientos convencionales, y se convierten en pacientes quimiorrefractarios, y un grupo que recae tras haber superado la enfermedad. Todos ellos son, por tanto, candidatos a recibir un trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos pero incluso así, la curación no está asegurada.

Para este colectivo, la llegada de brentuximab vedotina, comercializado por Takeda como Adcetris, supone “una auténtica revolución” desde el punto de vista terapéutico y que, además, se ha convertido en la primera novedad terapéutica desarrollada específicamente para LH en los últimos 30 años, destacó Anna Sureda, médico adjunto del Servicio de Hematología del Institut Català d’Oncologia-Hospital Duran i Reynals (Barcelona).

Los resultados indican que este medicamento consigue la reducción del tumor en un 94 por ciento de los casos —un 75 por ciento de respuesta objetiva— y un 34 por ciento presentan remisión completa de la enfermedad, precisó Carmen Montoto, directora médico de Takeda.

Pese a estas cifras, “no tenemos datos suficientes para hablar de curación, pero sí tenemos datos de supervivencia global”, continuó. En concreto, para LH la mediana es de unos 40 meses de supervivencia global, comentó.

Linfoma anaplásico de células grandes

Esta nueva terapia innovadora ha demostrado su eficacia para el linfoma anaplásico de células grandes ya que, pese a ser diferente al LH y ser menos frecuente, ambas patologías comparten el mismo antígeno. Sureda subrayó que los resultados que se han conseguido en un ensayo clínico fase II con brentuximab vedotina para el linfoma anaplásico son “mejores que los obtenidos para el LH tanto en tasa de respuestas objetivas como en remisiones completas”.

El 97 por ciento presentó reducción del tumor —con un 87 por ciento de tasa de respuesta objetivas—. En este caso, tal y como comentó Montoto, seis de cada 10 presentaron una remisión completa.

Acerca de la supervivencia global de estos pacientes, la directora médico de Takeda no pudo ofrecer datos. “Necesitamos seguir más tiempo a los pacientes para realmente saber cuánto tiempo serán capaces de sobrevivir”, explicó.

El primer ensayo clínico desarrollado para pacientes con LH que, previamente, ya habían sido sometidos a un trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos incluyó 102 pacientes y el segundo, para linfoma anaplásico de células grandes en recaída y refractarios, a 58 pacientes.

Según Montoto, un 19 por ciento abandonaron el tratamiento, debido a respuestas adversas como cansancio, diarrea, algo de fiebre, neutropenia, neuropatía periférica. Respecto al perfil de seguridad del fármaco, agregó que es “sencillo de manejar”.

Caballo de Troya

Brentuximab vedotina está compuesto por tres partes: un anticuerpo monoclonal que detecta la proteína CD30, un quimiotóxico llamado monometilauristatina E y un linker que los mantiene unidos mientras el fármaco está en el torrente circulatorio.

Una vez que llegan a la célula tumoral el linker se rompe y actúa “exclusivamente” sobre las células malignas y las destruye. “Actúa como un caballo de Troya”, apuntó Montoto, quien concluyó su intervención, alegando que es necesario seguir invirtiendo para saber en qué otros grupos de pacientes y patologías podría ser de utilidad esta molécula.