Juan Pablo Ramírez Madrid | viernes, 08 de abril de 2016 h |

Cuando no ha quedado más remedio, el español ha hecho las maletas y ha buscado su suerte en otra parte. Incluso el cine reflejó la emigración a países como Alemania, Suiza y Francia durante los años 60. Hoy el perfil del emigrante ha cambiado. Con la crisis económica y el aumento del paro, trabajadores cualificados se marchan hoy a otros países. Reino Unido es, por ejemplo, el destino preferido de los médicos y enfermeros españoles que en los últimos años han decidido buscar una oportunidad laboral fuera de su país.

Las condiciones de los profesionales sanitarios allí desplazados podrían cambiar si la sociedad británica vota en el referéndum del próximo 23 de junio a favor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el denominado Brexit. En los cinco últimos años, casi 5.000 médicos han solicitado el certificado de idoneidad que les permita trabajar en Reino Unido. Esta cifra representa más de una tercera parte del total de facultativos emigrantes. En este mismo periodo, otros 1.900 enfermeros han dado el mismo paso, también más de una tercera parte del total.

No han sido los médicos y los enfermeros los primeros en advertir de los riesgos del Brexit. La asociación Científicos Españoles de Reino Unido (CERU) ya ha mostrado su preocupación. En la actualidad, la comunidad de investigadores españoles en este país asciende a unos 3.000 aproximadamente, alrededor de un 50 por ciento trabaja en el área de biomedicina.

El presidente de CERU, Eduardo Oliver, considera que la salida de la Unión Europea podría suponer un “bache en la economía británica”. A esto se suma la posible pérdida de los fondos de investigación procedentes de programas como el Horizonte 2020. Reino Unido es hoy el segundo receptor con subvenciones por valor de 1.901 millones de euros y unos retornos del 16,7 por ciento.

Menos fondos para I+D

Oliver teme que la pérdida total o parcial de estos fondos dificulte la atracción de talento. “Si finalmente salen de la UE habría que ver si les aplican las mismas normas que a los extracomunitarios”, señala. Esta implicaría una serie de inconvenientes. El ciudadano europeo “perdería libertad de movimiento”. Las trabas burocráticas aumentarían para los ciudadanos de la Unión. “Los extracomunitarios no pueden cambiar fácilmente de centro porque el visado se lo conceden en función de un contrato de determinada longitud”, añade.

Existe otro límite que podría afectar a los profesionales que trabajan en este país. Este mes entra en vigor una ley por la que los inmigrantes que no consigan acceder a un contrato de 35.000 libras (en torno a 43.000 euros) anuales en un periodo de seis años serán automáticamente expulsados del país. Aproximadamente un tercio de los científicos en este país no llega hoy a esta barrera.

Médicos y enfermeros no parecen tan preocupados por esta cifra. Carmen López, anestesióloga en el hospital de Norwich, llegó a hace cinco años a Reino Unido una vez concluida la residencia. Entró a trabajar con un sueldo anual superior a esa cantidad. “Me preocupan más otras cuestiones como la huelga de médicos residentes”, explica Fernando Rivas, representante nacional de Médicos con empleo precario de la Organización Médica Colegial (OMC) y director de la Oficina de Promoción de Empleo Médico (OPEM).

La última semana se produjo una nueva jornada de huelga. El nuevo contrato impuesto por el Gobierno supondría una bajada de sueldo de entre el 30 y el 40 por ciento. La medida se encuadra dentro de la estrategia para recortar gastos en el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés). El objetivo es reducir durante esta legislatura en torno a un 20 por ciento del presupuesto de más de 100.000 millones de libras. “Es muy complicado que lo consigan. Mi hospital que es pequeño tiene una deuda de 11 millones de libras y si recortan se endeudará más”, señala Gemma Clemente, una ginecóloga española en un hospital de Guildford.

Más allá de los recortes sanitarios, tanto López como Clemente coinciden en que la salida de la Unión Europea podría aumentar las trabas administrativas para los ciudadanos europeos que quieran acceder a un puesto de trabajo en Reino Unido. El mayor problema sería la convalidación del título, que para los ciudadanos de la UE se tramita de manera automática. Los extracomunitarios encuentran más problemas. “Este proceso podría prolongarse durante un periodo de dos años”, afirma Clemente.

“La convalidación del título en el Reino Unido es muy dura. Los exámenes de especialidad son bastante complicados y te obligan a aportar un portfolio con los casos que hemos afrontado durante el periodo formativo”, señala.

Clemente considera que en caso de que los británicos voten a favor de la salida de la UE, el Gobierno buscará mecanismos para “mantener estos acuerdos para la convalidación de los títulos con la UE, porque tienen muchos problemas para cubrir las guardias”. Esta percepción también la comparte Enrique Castro Sánchez, enfermero en el Centro Nacional de Investigación en Infecciones Nosocomiales y Uso Prudente de Antibióticos, Imperial College de Londres entre otros centros.

No sólo existe una falta de médicos, los mismos problemas se extienden al personal de enfermería. “Reino Unido no llega hoy a los ratios de enfermeras de la Unión Europea”, explica Amparo López Iniesta, una enfermera española en Manchester. Pese a las necesidades de efectivos, existen barreras como el idioma. Desde este año, se ha empezado a exigir un nivel de inglés C1. Castro considera que esta medida “va encaminada a la seguridad de los pacientes”.

El idioma podría ser una barrera para alcanzar ese salario de 35.000 libras anuales. Los rangos más bajos de los cinco niveles de enfermería cobran 22.000 y 27.000 libras, respectivamente. “Tampoco es muy difícil llegar a las 35.000 libras en seis años”, señala Carlos López, enfermero en Londres, que insiste en que “hay muchas oportunidades de avanzar en la carrera profesional”. Otra de las dudas que se plantean es la posibilidad de que los europeos tengan que competir con otros países. En la actualidad sólo los puestos sobrantes se ofertan a extracomunitarios. “Los filipinos, por ejemplo, tienen un modelo formativo muy similar al de Estados Unidos y hablan muy bien inglés”, aclara Castro.

La tesis de los profesionales sanitarios coincide con la percepción de la OMC y del Consejo General de Enfermería (CGE), conscientes de la necesidad de médicos y enfermeros que tiene Reino Unido en la actualidad.

Jeremy Hunt, secretario
de Salud
de Reino Unido

La posible salida del Reino Unido de la Unión Europea tendría un impacto negativo en el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés). El secretario de salud, Jeremy Hunts, advirtió de que supondría un recorte presupuestario con la consiguiente pérdida de calidad y el éxodo de médicos y enfermeros a otros países. Estos ajustes se sumarían a los que ya quiere aplicar el Gobierno británico, que prevé reducir el presupuesto del NHS un 20 por ciento durante la actual legislatura.

5.000
Médicos

han solicitado el certificado de idoneidad en sus colegios profesionales para trabajar en el Reino Unido durante los últimos cinco años, un tercio del total de los médicos que salieron de España. En 2015 se ha reducido la cifra. 2.917 facultativos realizaron los trámites para emigrar, lo que supone un retroceso del 11,6 por ciento con respecto al pasado año . Del total de 2015, un 29 por ciento se fue a las islas británicas.

1.900
enfermeros

realizaron los trámites para emigrar fuera de España en busca de una oportunidad laboral entre 2011 y 2015, según las cifras del Consejo General de Enfermería. Al igual que con los médicos , Reino Unido es el destino más habitual para enfermería. Más de un tercio opta por este país. Hace dos años, 1.108 profesionales decidieron marcharse de España, lo que supone un incremento del 12 por ciento con respecto al año anterior.

35.000
libras

es el límite que ha entrado en vigor para los contratos de los extracomunitarios en Reino Unido. Si los trabajadores no consiguen este salario anual en un periodo de seis años serán expulsados del país. Los médicos superan sin problema este límite, mientras que los rangos más bajos de enfermería no llegan. No obstante, los profesionales no encuentran trabas para superarla en los seis años.