43º Congreso de la Sociedad Española de Nefrología (SEN)

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c. ossorio Bilbao | viernes, 11 de octubre de 2013 h |

La diabetes mellitus, la hipertensión arterial y la enfermedad vascular suponen hasta un 50 por ciento de las causas de enfermedad renal crónica (ERC). Por tanto, controlar las diferentes comorbilidades y factores de riesgo que pueden acelerar la afectación renal, así como focalizar esfuerzos en una detección cada vez más precoz, son dos de los objetivos pendientes en el campo de la patología renal. Así lo puso de manifiesto Alberto Martínez-Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), durante un encuentro organizado por la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón (Alcer), la SEN y Abbvie en el marco del 43º Congreso de la Sociedad, celebrado en Bilbao.

Además de las comorbilidades “clásicas”, la nefróloga del Hospital de Galdakao, Paula García Ledesma, puntualizó que otra de ellas es la alteración del metabolismo óseo, puesto que los pacientes ven afectada su capacidad de activar vitamina D, si bien en la actualidad se dispone de fármacos que actúan a nivel de los receptores de la vitamina D, como paricalcitol, que aporta beneficios adicionales a nivel cardiaco y vascular.

Por otro lado, el presidente de la SEN resaltó como novedad del congreso los conocimientos revelados por Makoto Kuro-o, de la Universidad de Southwestern de Texas, acerca del papel de la proteína klotho, que ejerce una función antienvejecimiento.

Son las células renales las que distribuyen el klotho a diversos órganos, por lo que los niveles circulantes en pacientes dializados disminuyen, de forma que estos experimentan un envejecimiento más acelerado. Según el investigador, se ha demostrado que cuando hay carencia del factor de crecimiento de fibroblasto 23 (FGF23), la aceleración del envejecimiento es muy similar a la provocada por la falta de klotho. Por tanto, ambos compuestos son “esenciales del eje de hueso-riñón”. De hecho, klotho mantiene la homeostasis del fosfato, y la degradación del FGF23 conduce a empeorar la función renal con hiperfosfatemia.

Persiste la enfermedad oculta

Martínez-Castelao subrayó que se está actuando en el buen camino, pues se está logrando “diagnosticar mejor” y disminuir la incidencia de casos anuales que requieren diálisis (actualmente es de 120 pacientes por millón de habitantes en España), pero puntualizó que aún hay un alto porcentaje de enfermedad oculta, y recordó que el coste anual en nuestro país asociado al tratamiento de las fases más avanzadas de la ERC se estima en 800 millones de euros.

En este sentido, el presidente de Alcer, Alejandro Toledo, que también preside la Alianza General de Pacientes (AGP), aseguró que desde las asociaciones se hará “todo lo posible para evitar que pierda fortaleza un sistema sanitario que tanto beneficio ha aportado a los españoles, y que ha permitido tratar a los pacientes de alto coste sanitario”. Así, puntualizó que los pacientes renales representan el 2,5 por ciento del total del gasto sanitario en España.

Como asignatura pendiente, Toledo remarca la necesaria potenciación de la atención primaria para optimizar el diagnóstico de esta “enfermedad silenciosa”, motivo por el que han elaborado una estrategia de prevención en salud renal.