Almudena Fernández Madrid | viernes, 14 de noviembre de 2014 h |

Según datos internacionales, menos del 30 por ciento de los pacientes con problemas de espalda crónicos mejoran actualmente en el mundo. Sin embargo, de las personas que son tratadas con una intervención neurorreflejoterápica, el dolor raquídeo mejora en el 88’7 por ciento de los casos, el dolor referido en el 84’2 por ciento y el grado de incapacidad en el 83,7. Ningún otro tratamiento consigue estos resultados en este tipo concreto de paciente, además, el 83 por ciento de ellos pudo abandonar la medicación y sólo requirió ser operado el 0,02 por ciento, tal y como aseguró Francisco M. Kovacs, presidente de la Fundación Kovacs y coautor de este estudio, publicado en la revista ‘International Journal of Technology Assessment in Health Care’.

Este análisis se ha llevado a cabo sobre los 11.384 primeros casos derivados a esta tecnología en todos los servicios de salud en los que se ha aplicado. Concretamente, son los casos derivados entre el 1 de enero de 2004 y el 30 de junio de 2012 a los que se les realizó una intervención neurorreflejoterápica, en los que habían fracasado los tratamientos previos y hasta entonces carecían de otra opción contrastada de tratamiento. “Quiero decir con esto que esa tecnología se ha evaluado en los peores casos, en los más difíciles”, incidió Kovacs. El ahorro que supone la aplicación de esta técnica es de cuatro veces el coste de su aplicación y, de aplicarse en todos los servicios de salud españoles, alcanzaría los 135 millones de euros anuales.

En este sentido, aseguró que esta tecnología ha llegado a un grado de sofisticación “inimaginable para otras” que permite a partir del análisis de los datos recabados en los distintos estudios durante los últimos años, cuantificar la probabilidad que va a tener un paciente concreto con una dolencia de la espalda de mejorar de manera relevante si se le aplica una intervención neurorreflejoterápica ajustando esa probabilidad a todas las características del paciente, de forma que antes de tratar a un paciente, él pueda saber la probabilidad exacta que tiene de que, en su caso concreto, vaya a ser eficaz o no y ver si le merece la pena.

Sin embargo, a pesar de estos resultados, actualmente este tratamiento sólo está disponible en Asturias, Baleares y Cataluña ya que durante la crisis, “aún siendo rentable”, se cancelaron los pilotajes que estaban en marcha en Madrid y Murcia “por ser lo más fácil de eliminar”, subrayó Kovacs para añadir que “para poder decidir con criterio, hay que tener criterio”.

En este sentido, el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, calificó de “una gran vergüenza o una profunda desvergüenza” que algo “tan extraordinariamente probado” no esté implantado en todo el SNS ya que no hay “nada” en este momento ni desde el punto de vista tecnológico, “ni incluso desde la praxis médica”, que esté tan evaluado y no tenga una implantación en todo el territorio. Asimismo, añadió que si todo lo que se hace fuese sometido “a la mitad de las pruebas”, probablemente provocarían “una extraordinaria sorpresa” todas las prácticas que se están haciendo en las que habría que desinvertir para hacer otras distintas. “Uno sigue sin explicarse cómo algo tan evidente cuesta tanto implantarlo y solamente hay una razón, que nadie nos atrevemos a decir con absoluta claridad, pero son los intereses ocultos, que en este caso no los hay”, denunció.

Insistió en que, tras una década pidiendo que una sola agencia estatal evalúe la tecnología sanitaria, no se ha hecho y, además, no se justifica de ningún modo. Por ello, se preguntó cuál es el motivo que impide que las cosas se puedan hacer bien y qué intereses ocultos habrá para evitarlo porque, a su juicio, “tiene que haber alguno”.

En esta línea, Kovacs aseguró que no es una cuestión ni de ideología, ni de color político, porque las cinco comunidades en las que en algún momento ha estado disponible representan todos los partidos políticos que existían en España hasta entonces, de hecho, en varias de las que está implantado, como es el caso de Baleares y de Asturias, la tecnología se ha mantenido a pesar de que ha habido cambio de color en los gobiernos, por lo que, en su opinión, parte del problema es “de competencia y honradez”.