Lucía Barrera, Directora de
Gaceta Médica
| viernes, 06 de noviembre de 2015 h |

Si de algo han servido estos años de crisis ha sido para que las sociedades científicas den un paso adelante y se comprometan en cuestiones como el acceso a la innovación, la equidad, la gestión de recursos o la calidad asistencial de un sistema sanitario cuya sostenibilidad se ha puesto en reiteradas ocasiones en tela de juicio.

Son varias las sociedades que han avanzado en esta línea, colaborando además con la administración. En el III Congreso de Autocuidado tuvimos la oportunidad de ver un claro y gratificante ejemplo en una de las mesas: el tándem que forman las sociedades de Cardiología y de Cirugía Torácica-Cardiovascular con la dirección de Salud Pública, Calidad e Innovación del ministerio de Sanidad para avanzar en la definición de los estándares de calidad a través del proyecto Incardio.

Hay que cuantificar, medir y evaluar, y que los resultados sean públicos y transparentes, basándose eso sí en unos indicadores coherentes para que no suceda como en Estados Unidos o Inglaterra, donde la publicación de mortalidad quirúrgica por cirujano con nombre y apellido acabó desembocando en la autodefensa, reduciendo el número de intervenciones con muy alto riesgo de mortalidad que se realizaban, en detrimento de los pacientes.

No obstante, más allá de corroborar ese cambio de mentalidad hacia la gestión lógica y coherente de los recursos —no hay que tener de todo en todos lados—, durante el encuentro la sorpresa fue que la cantidad ingente de datos que genera el SNS no está tan desordenada como se podría esperar. Javier Castrodeza aprovechó para presentar la nueva generación del Conjunto Mínimo Básico de Datos (i-CMBD), un trabajo, que aunque ha de evolucionar, ya ha puesto el pie en el camino del big data, pasando del inmovilismo al dinamismo. Parece que la reiterada petición de los profesionales de tener información para poder autocompararse es ya posible en la web del ministerio. A través del apartado ‘miCMBD’ se abre una vía para el benchmarking de nuestro sistema sanitario.