C. S. Madrid | viernes, 18 de diciembre de 2015 h |

Los microRNAs actúan como moduladores de la expresión de multitud de genes y constituyen un nivel de regulación a través del cual actúan múltiples procesos patológicos y del desarrollo. Además, son actores importantes en la génesis y progresión del cáncer.

Recientemente, mediante técnicas de secuenciación masiva, se ha descubierto un circuito de regulación basado en microRNAs que es esencial para mantener el estado diferenciado de la célula tiroidea. Lo cierto es que la presencia de este tipo de células diferenciadas es clave para tratar de manera eficaz el cáncer de tiroides con yodo radiactivo.

“Este trabajo pionero demuestra que un microRNA, el miR-146b, es clave para la pérdida de diferenciación que ocurre durante la carcinogénesis tiroidea”, explica a GM Pilar Santisteban, del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols (UAM-CSIC), quien participó junto con Garcilaso Riesco-Eizaguirre, autor principal del trabajo, e investigadores del Hospital Universitario de Móstoles, de La Paz, el Idipaz y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

“En concreto, demostramos que miR-146b reprime genes de diferenciación tiroidea como NIS y PAX8, esenciales en la maquinaria de la célula tiroidea que permiten la captación y la organificación del yodo”.

PAX8 y miR-146b se regulan mutuamente y comparten genes dianas que incluyen otros genes además de NIS y que también están involucrados en el metabolismo del yodo en la célula tiroidea, formando un circuito de regulación que determina el estado de diferenciación tiroidea.

“Llevamos ya varios años buscando estrategias eficaces para reinducir la captación de yodo radiactivo en estos tumores refractarios, pero de momento sin éxito”, advierte Santisteban, quien prosigue diciendo que las estrategias con mejores resultados se centran en bloquear la actividad de las principales vías de señalización (MAPK y PI3K) activadas en estos tumores en repuesta a los oncogenes de la vía RET/RAS/BRAF y en bloquear fenómenos epigenéticos, como la inhibición de la actividad de las histonas deacetilasas.

Recientemente, “nuestro grupo se ha centrado en inhibir la vía de la TGFbeta, dado que observamos niveles altos de esta citoquina en tumores de tiroides”. No obstante, aunque se puede decir que se están obteniendo “resultados alentadores” en células en cultivos y en modelos animales, no se ha obtenido éxito en humanos, concluye.