A. l. S. / E. M. C. / C. L. / J. R. Madrid | viernes, 05 de diciembre de 2014 h |

Aunque no era el ministro que muchos esperaban, y a pesar de los deseos de que proviniera del sector sanitario, lo cierto es que el nombramiento de Alfonso Alonso ha sido bien recibido en el sector, que le perdona su inexperiencia en el ámbito por su fuerte peso político dentro del Gobierno. De este modo, la mayoría considera que el que fuera hasta ahora portavoz del Grupo Popular en el Congreso podrá dar al ministerio de Sanidad el protagonismo que se merece. Otra de las cualidades que se destaca es su capacidad de comunicación, que muchos esperan que utilice para restablecer los cauces de diálogo.

Es el caso de la Organización Médica Colegial, que incluso señala que en su anterior puesto el nuevo ministro se había mostrado proclive a escuchar sus aportaciones al anteproyecto de ley de Colegios Profesionales (aún pendiente de aprobación en el Consejo de Ministros), por lo que consideran que puede ser de gran ayuda para conseguir el deseado Pacto por la Sanidad. Asimismo, recuerdan el acuerdo firmado entre su antecesora y el Foro de la Profesión Médica, del que quedan aún temas pendientes como el Registro Estatal de Profesionales, la troncalidad, el desarrollo profesional, el sistema retributivo del médico o la puesta en marcha de la gestión clínica.

Desde el Consejo General de Enfermería (CGE), su presidente destaca que la condición de hombre de Estado y la capacidad de diálogo del ministro es especialmente necesaria en estos momentos en los que vive la Sanidad. “Estábamos preocupados porque la persona elegida no tuviese la fuerza y reconocimiento político para disponer de la autoridad necesaria a la hora de tomar las decisiones, pero está claro que Alfonso Alonso como peso pesado de la política la tiene”, afirmó Máximo González Jurado.

Mientras, del lado de los sindicatos CSI-F confía en que su falta de experiencia sanitaria la compense rodeándose de buenos profesionales y recuerda que Alonso tiene que retomar el debate de la financiación —para volver a garantizar la universalidad—, así como reforzar y ampliar las plantillas y las condiciones laborales de sus trabajadores.

Menos positivos se muestran desde la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de Comisiones Obreras. Su secretario, Antonio Cabrera, ha lamentado el perfil “muy político” del ministro y ha señalado que dispondrá de “poco tiempo” para ponerse al día en un sector “tan complejo como el sanitario”. Entre los temas prioritarios, además de la financiación, apunta a la mejora de la equidad y la gobernanza del sistema; el refuerzo de la atención a las personas con dependencia; el impulso a los servicios sociales; y el desarrollo de la coordinación sociosanitaria.

Por su parte, Pilar Navarro, secretaria de Salud, Sociosanitario y Dependencia de la Federación del Servicios Públicos de UGT espera poderse sentar con Alonso para hablar de las dificultades que han generado los recortes. “En un año se pueden hacer muchas cosas, sobre todo corregir los errores. Esperamos que podamos por lo menos dialogar y ver las propuestas y las condiciones para poder mejorar”, señaló.

La financiación también es un tema esencial para CESM, de hecho hará llegar al ministro en los próximos días su propuesta sobre la necesidad de llegar a un nuevo modelo para el sistema sanitario. Asimismo, como ya adelantó el secretario general y portavoz del Foro de la Profesión Médica, Francisco Miralles, el sindicato pide que el nuevo ministro tenga capacidad resolutiva para ir desarrollando cuestiones como “el Pacto de Estado, evitar nuevos recortes salariales, reconocer el papel del médico en la asistencia sanitaria y potenciar la gestión clínica”. A su vez, destacan la necesidad de mantener el diálogo permanente de los profesionales y el ministerio a través del Foro, en asuntos que les afectan directamente. Como vienen reiterando desde hace tiempo, la organización volverá a exigir las pérdidas retributivas acumuladas en los últimos años.

Enfermería, en la cuerda floja

El nombramiento del nuevo ministro mantiene expectante a la profesión enfermera, cuyo pacto pende de un hilo. Así, el Consejo General de Enfermería tiene un plazo establecido: El 16 diciembre tendrá su asamblea general, si hasta ese momento no ha habido una reunión con el ministro y un compromiso de desarrollo de las cuestiones pendientes, el CGE romperá el acuerdo. Un poco más flexible ha sido en este sentido Satse, que da de margen a Alonso los 100 días de rigor para que haya “avances significativos” en temas prioritarios como la constitución del Foro Profesional o la convocatoria de la Conferencia enfermera. De no ser así, sindicato y consejo consensuarán un calendario concreto de acciones para denunciar los incumplimientos del Gobierno.