Almudena Fernández Enviada especial a Copenhague | viernes, 21 de febrero de 2014 h |

El uso de parásitos (lombrices intestinales de cerdo) para intentar combatir las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa es una nueva oportunidad. Una investigación que se está llevando a cabo actualmente pretende modificar la manera en la que el organismo responde a las bacterias propias de su intestino ya que, aunque la causa es aún desconocida, sí se sabe que es posible bloquear la inflamación. Así lo aseguró Xavier Calvet, gastroenterólogo del Hospital Parc Taulí de Sabadell, durante un encuentro organizado por AbbVie en el marco del 9º Congreso de la Organización Europea de Crohn y Colitis Ulcerosa (ECCO).

En la mayoría de los casos, las colitis ulcerosas serán leves, pero no hay elementos de medida con los que augurar cuál será la evolución de la enfermedad para cada paciente concreto, aunque sí se cuenta con indicios como que los casos que comienzan de forma más agresiva suelen acabar siendo graves, por lo que se está investigando también si el uso de fármacos biológicos desde el momento del diagnóstico en estos pacientes podría frenar o enlentecer su evolución.

Una posibilidad de tratamiento interesante, que en España sólo se practica en el Hospital Clínico de Barcelona, consiste en hacer un trasplante de la propia médula ósea del enfermo seleccionando las células que disminuyen la inflamación. Es un proceso “extremadamente agresivo”, requiere quimioterapia, ingreso hospitalario, y provoca todos los efectos secundarios de la quimioterapia, pero consigue la remisión en un porcentaje muy alto de los pacientes que no responden a nada y tienen muy mala calidad de vida.

En cuanto al acceso a tratamientos biológicos, utilizados en los pacientes que no responden ni a los 5-ASA, ni a inmunosupresores, no han detectado todavía ninguna restricción ni inequidades entre comunidades, tal y como aseguró Ildefonso Pérez, presidente de la Confederación de Asociaciones de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de España (ACCU), aunque sí se accede a ellos de forma diferente en función de la región y se valora más el caso de cada persona antes de comenzar con un tratamiento de este tipo.

Sin embargo, Calvet sí reconoce que conseguir autorización para tratamientos de uso compasivo en los casos en que no funciona ningún fármaco de los aprobados en España es cada vez más difícil, cuando en épocas de bonanza de permitía “a la ligera”, por lo que en este ámbito ha habido restricciones.

Asimismo, ambos ponentes incidieron en la necesidad de que cada autonomía cuente con una unidad monográfica en la que el acceso a los profesionales sea inmediato, algo que también redunda en el control correcto de la enfermedad. Se trata de que la asistencia sea a demanda, algo que ahorra recursos y mejora la calidad de vida de estos pacientes.