oncología/ Durante el simposio “Panitumumab: el valor de la medicina personalizada” se resaltó el papel de las mutaciones RAS

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c. ossorio Barcelona | viernes, 15 de noviembre de 2013 h |

“Medicina de precisión” es el término que Eduardo Díaz-Rubio, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos, atribuye a lo que se está logrando actualmente en cáncer colorrectal, donde se debe incidir en la caracterización del genoma tumoral y la indentificación de las alteraciones moleculares.

Además, el experto considera que para seguir afinando en el tratamiento de los tumores no basta con realizar biopsia del tumor primario, sino en tiempo real, durante el desarrollo de la enfermedad, según destacó durante el simposio “Panitumumab: el valor de la medicina personalizada”, organizado por Amgen en el marco del 4º Workshop Internacional sobre tratamiento de metástasis hepáticas y pulmonares en carcinoma colorrectal, celebrado en Barcelona.

A juicio de Jean-Yves Douillard, del Institut de Cancerologie de l’Ouest, Sant Herblanin (France), ya hay ejemplos que demuestran que la medicina personalizada será posible, como la determinación del estado de RAS como biomarcador de respuesta al tratamiento con el inhibidor de EGRF panitumumab (Vectibix), y de BRAF como marcador de mal pronóstico. Así se desprende del análisis retrospectivo del estudio Prime, liderado por Douillard, que compara panitumumab en combinación con quimioterapia Folfox, frente a quimioterapia sola en pacientes con cáncer colorrectal metastásico. Según los resultados, los pacientes con mutaciones en RAS, más allá de las “convencionales” en el exón 2 de KRAS, no se benefician de la terapia con panitumumab, mientras que los que presentan RAS wild-type obtienen una clara ventaja en supervivencia global y libre de progresión, mejorando aún más los resultados del fármaco respecto a los datos anteriores que sólo contemplaban los pacientes con KRAS no mutado.

Además, Douillard matizó que el nivel de respuesta registrado a la semana 8 de tratamiento en pacientes con RAS wild-type parece sugerir mayor o menor supervivencia. Así, si la reducción del tumor es menor al 30 por ciento, los pacientes tratados con la combinación experimentan una supervivencia global de 18,9 meses, frente a 33,1 meses de los que logran una disminución tumoral igual o superior al 30 por ciento. Una relación que también se observa en los pacientes que reciben sólo quimioterapia.

Por su parte, Cristina Nadal, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínic de Barcelona, remarcó las dificultades que puede entrañar trasladar la evidencia científica a la práctica clínica, ya que los biomarcadores predictivos de respuesta en ocasiones se confunden entre las características del tumor, como su información histológica o los biomarcadores de mal pronóstico.

Para ilustrar la importancia de disponer de biomarcadores, la doctora recordó los resultados del estudio PEAK, que compara panitumumab con bevacizumab, ambos combinados con quimoterapia (Folfox6), “pues demuestra que la determinación de las mutaciones de RAS, más allá de las mutaciones de KRAS exón 2, enriquece la población y por lo tanto mejora los datos de eficacia de panitumumab y el balance de beneficio-riesgo que presenta este fármaco en las indicaciones aprobadas”.

En concreto, hizo hincapié en que, en el análisis de biomarcadores de seguimiento a largo plazo, se observa que, si bien la supervivencia global de los pacientes con KRAS wild-type tratados con panitumumab aumenta en 10 meses con respecto a los que reciben bevacizumab (34,2 vs 24,3), el beneficio es mejor si se acota el grupo con pacientes con RAS no mutado, con 41,3 meses frente a 28,9 meses, respectivamente.