Informe/ Las medidas de las comunidades autónomas han demostrado su ineficacia a la hora de frenar las demoras en la atención a los pacientes

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J.P.R. Madrid | viernes, 15 de marzo de 2013 h |

El presupuesto en España para las políticas orientadas a la reducción de los tiempos y las listas de espera en los hospitales se encuentra por debajo de la inversión media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Es una de las conclusiones que refleja el último estudio ‘Políticas de tiempos de espera en el sector salud’ que ha elaborado esta organización internacional.

El informe no detalla el desembolso que realizan de forma anual los países analizados, pero advierte de que otros países de nuestro entorno como Corea, Italia, Portugal, Israel o Polonia presentan cifras de gasto por habitante por debajo del promedio. En cambio otros países como Estados Unidos, Luxemburgo, Alemania o Francia destinan más fondos a estas partidas.

Más allá de la cuestión económica, los analistas de la OCDE aclaran que un alto gasto tampoco supone mayor eficacia en la reducción de los tiempos y las listas de espera de los pacientes. Sin embargo, España también se encuentra por debajo de la media en el número de camas de hospital por cada 1.000 habitantes, mientras que supera el promedio en cuanto al número de médicos.

Una prioridad

A pesar de estas cifras, la Administración española considera una prioridad las políticas de reducción de los tiempos de espera de los pacientes tanto para someterse a procedimientos quirúrgicos como para acudir a una cita con un especialista. Los expertos subrayan no obstante que las iniciativas de los últimos 15 años no han alcanzado los objetivos previstos.

Determinadas regiones han incrementado los horarios del personal sanitario con el fin de reducir sus listas de espera. Hasta el momento, la atención de los especialistas se limitaba al horario de mañana. Con la introducción de las peonadas los médicos comenzaron a atender a los pacientes por la tarde. Ante el pago de horas extra, el informe denuncia retrasos deliberados para incrementar el trabajo vespertino y la obtención de incentivos. Otras comunidades han llegado a acuerdos con hospitales privados para hacerse cargo del exceso de pacientes. Ambas medidas han supuesto un incremento de los costes del SNS, una de las mayores preocupaciones en la actualidad del Gobierno y que ha dado lugar al controvertido Real Decreto 16/2012.

Administraciones como la gallega o la navarra han establecido programas con plazos máximos para la atención de los pacientes. Estas políticas incluyen incentivos económicos para los especialistas que logren cumplir los tiempos de espera. “Sin embargo, estos incentivos no han resultado suficientemente atractivos para modificar los comportamientos y motivaciones del Sistema Nacional de Salud”, opinan los autores del capítulo acerca de España en el informe de la OCDE.

El establecimiento de garantías de tiempos de espera máximos para determinados procedimientos quirúrgicos ha permitido hacer más transparente el sistema de salud, pero tampoco ha logrado reducir las listas. Desde 2009, distintas comunidades apostaron por esta vía y en 2010 el Ministerio de Sanidad acordó en el Consejo Interterritorial la fijación de un máximo de 180 días para tratamientos quirúrgicos específicos como cataratas, patologías cardiovasculares y trasplantes de cadera y rodilla. Las multas o restricciones asociadas a estos acuerdos y compromisos nunca alcanzaron el impacto necesario para reducir las listas. Además, los analistas lamentan que el sistema cuenta con capacidad para maquillar las cifras cuando lo considera oportuno.

Esfuerzos específicos

El estudio insiste también en que los principales esfuerzos económicos se han destinado a determinadas listas de espera con mayor visibilidad, como la cirugía cardiovascular. Determinados especialistas han contado con flexibilidad de presupuestos para incrementar las horas de trabajo, así como las plantillas. Estas medidas han supuesto un lavado de cara pero no han permitido resolver tampoco uno de los principales problemas del sistema.

Las fuentes de información tampoco han funcionado de manera adecuada. Las diferentes administraciones han realizado progresos en la homogeneización de criterios en los últimos años, “pero existe un largo camino por recorrer insiste el informe”. La OCDE sólo cuenta con datos hasta 2009. Desde 2003 a este año, la mayoría de las listas de espera se han mantenido estables. El incremento de la demanda se ha podido compensar con aumentos de la oferta. Aún quedan por conocer los efectos de la crisis económica y de los recortes. Las listas de espera podrían haber registrado incrementos del 42 por ciento en comunidades como Cataluña. Lo cierto es que el aumento de las demoras en la atención es una de las causas que han disparado la insatisfacción de los pacientes.

El número de camas por cada 1.000 habitantes se encuentra por debajo del promedio de la OCDE

Se han priorizado tratamientos quirúrgicos para cataratas y patologías cardíacas

Los autores del informe de la OCDE lamentan que la escasa transparencia de las comunidades autónomas con respecto a las listas de espera impide medir el impacto de las diferentes políticas adoptadas. Esta situación obstaculiza la posibilidad de encontrar las medias para reducir las listas y los tiempos de espera, una de las principales causas del incremento de la insatisfacción de los pacientes con respecto al SNS.

El Ministerio de Sanidad ha logrado un compromiso de las administraciones regionales para homogeneizar los criterios de las listas de espera con el objetivo de estudiar la situación española en la actualidad. Sin embargo, el departamento que dirige Ana Mato no ha logrado reunir todos los datos que permitan un verdadero análisis comparativo. Los gobiernos regionales mantienen criterios diferentes a la hora de presentar las estadísticas. Los especialistas destacan el temor a las reacciones de la sociedad ante un incremento de las listas y de los tiempos de espera como una de las principales causas de la falta de transparencia, una circunstancia “que provoca en determinadas ocasiones que las políticas se enfoquen más en mejorar la imagen del sistema de salud que en la solución de los problemas reales”, advierte el estudio.