C. S. Madrid | viernes, 26 de febrero de 2016 h |

Si se introduce en Google ‘cánceres ginecológicos’, se obtienen alrededor de 510.000 resultados, la mayoría relacionados con los tumores de cérvix, útero y ovario —los principales— y también vulva y vagina, aunque estos últimos, como aseguran los especialistas “son sumamente raros”. Estas son las patologías que ‘visten’, un año más, el l V Congreso Internacional sobre Cáncer Ginecológico ‘Adaptando las terapias en cáncer en la era de la medicina personalizada’ que se celebró entre el 24 y 26 de febrero en Madrid y que contó con la presencia de unos 600 expertos procedentes de diferentes países del mundo.

Los últimos tratamientos disponibles, los tumores ginecológicos hereditarios y el impacto que ocasiona personal y familiarmente el hecho de heredar la predisposición al cáncer o las novedades que existen desde el punto de vista de la medicina traslacional son algunos de los temas que marcaron el eje del congreso.

En cuanto al cáncer de ovario, uno de los tema estrella, Pedro Ramírez, director de Investigación en Cirugía Mínimamente Invasiva y Educación del Departamento de Oncología Ginecológica de The University of Texas, MD Anderson Cancer Center Houston, aseguró a GM que actualmente se está viviendo una transición en su manejo quirúrgico.

“Ahora se apuesta por una evaluación más individualizada, específica y estructurada a las pacientes con cáncer de ovario”. Previamente, el cirujano tenía que interpretar la información de la que disponía sobre su paciente y decidir si someterla o no a cirugía aunque “las posibilidades de conseguir una R=0 (sin enfermedad visible) eran muy bajas” .

Con los nuevos métodos, la evaluación de imágenes, de marcadores, con la cirugía mínimamente invasiva, etc., se puede determinar si la paciente es ideal para cirugía. “Hemos cambiado de una tasa de R=0 de en torno un 20 por ciento a una R=0 de alrededor del 85 por ciento”, explica Ramírez, al tiempo que agrega que ya es posible elegir a las pacientes que son “ideales” para cirugía y también quiénes deberían ser tratadas con quimioterapia antes.

Cirugía preventiva

En línea con el especialista, Karen H. Lu, The University of Texas, MD Anderson Cancer Center Houston, no solo centró su intervención en el tratamiento, sino que también habló de la prevención en aquellos casos donde el riesgo genético es mayor. Así, comentó que ahora se cuenta con medicamentos “muy efectivos para tratarlo, así como formas de prevenirlo —tanto en cáncer de mama, como de ovario— y, por supuesto, se cuenta con la medicina personalizada”.

Respecto a ese grupo “tan grande” de jóvenes que hoy en día no presentan cáncer, pero que tienen un riesgo “muy alto desde un punto de vista genético” de padecerlo, Lu incidió en que se puede prevenir su aparición en “prácticamente, un cien por cien”. Debido a que la extirpación de los ovarios lleva implícito el desarrollo de una menopausia precoz, en Estados Unidos hay en marcha un ensayo clínico “de mucha envergadura” para realizar primeramente la extirpación de las trompas de Falopio.

“La evidencia médica nos dice que el cáncer de ovario asociado a las anomalías del gen BRCA, empieza precisamente en las trompas de Falopio, por lo que vamos a lanzar una estrategia preventiva con esta cirugía, la cual puede ser muy efectiva para prevenir el desarrollo del cáncer y a la vez proporcionar mejor calidad de vida”, concluyó Lu.

Sobre este tema, el jefe del Servicio de Ginecología Oncológica del MD Anderson Cancer Center Madrid, Luis Chiva, destacó que la mediana de supervivencia de mujeres con cáncer de ovario avanzado es de 44 meses, mientras que en aquellas en las que la cirugía es capaz de “dejarlas limpias de enfermedad” pueden vivir entre 70 y 90, lo que significa que la cirugía tiene un impacto de casi dos años y medio.

Al respecto, el Comité de Guías Clínicas y de Control de Calidad de la Sociedad Europea de Oncología Ginecológica (SEGO) ha elaborado un proyecto, utilizando el método Delphi basado en el consenso para el que ha contado con 23 especialistas de toda Europa. El objetivo, según contó Chiva, es intentar encontrar indicadores de calidad que permitan seleccionar qué centros en Europa pueden o deberían operar cáncer de ovario y mejorar así las tasas de resecabilidad de la supervivencia.

Biomarcadores

Asimismo, se están desarrollando biomarcadores para identificar a aquellas pacientes que puedan responder a inhibidores de PARP, más allá de las pacientes con mutaciones, según indicó Antonio González-Martín, jefe del Servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid y director del programa.

“Hay varias moléculas en desarrollo que llevan un test diagnóstico asociado, que intentan identificar cuántas cicatrices genómicas tiene el tumor, ya que si tiene muchas es una muestra de que hay un problema de reparación del ADN y este colectivo se podría beneficiar del uso de los inhibidores de PARP”, señala el especialista, agregando que en el futuro con un análisis del tumor se identificará a más pacientes que se beneficien de estos medicamentos.