Gaceta Médica Barcelona | miércoles, 12 de marzo de 2014 h |

La hepatitis C continúa siendo la principal comorbilidad de los pacientes infectados por el VIH en nuestro medio y, hasta la fecha, la biopsia hepática ha sido la prueba de referencia para valorar la fibrosis hepática y establecer un pronóstico en estos pacientes. Ahora bien, una investigación liderada por especialistas de GeSIDA y la Fundación para la Investigación y Prevención del Sida en España (Fipse) cuestiona que la biopsia deba ser la prueba de referencia para establecer una valoración de la evolución de los pacientes a largo plazo.

En el trabajo, presentado en el Congreso sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), recién celebrado en Boston (EEUU), se comparó la capacidad de predecir mortalidad y complicaciones hepáticas de la biopsia hepática frente al índice no invasivo FIB-4. Este índice, validado en pacientes coinfectados por VIH/VHC en el ensayo clínico Apricot, se basa en la cifra de plaquetas, la edad, la transaminasa GPT y la prueba de coagulación INR (international normalized ratio).

De los 903 pacientes incluidos de una cohorte de Gesida —que tenían una biopsia hepática y una determinación de FIB-4 antes de comenzar el tratamiento de la hepatitis C—, 375 lograron la respuesta viral sostenida (equivalente la la curación de la hepatitis C) y 575 no lo lograron. Tras más de 5 años de seguimiento se documentaron 46 muertes, 64 descompensaciones y 13 hepatocarcinomas, la mayor parte de las cuales se concentraron en los pacientes que no lograron la respuesta viral sostenida.

Según revelan los investigadores —el presidente de Gesida, Juan Berenguer, ha liderado la investigación en la que han participado especialistas de seis hospitales españolas y de GeSIDA— todos los estudios estadísticos demostraron que el índice FIB-4 tenía una capacidad para predecir el pronóstico significativamente superior a la de la biopsia hepática, dado que ésta última permite evaluar la estructura hepática pero no la función hepática.