rocío chiva Madrid | jueves, 10 de abril de 2014 h |

A los tres años de la llegada de la menopausia (y la consiguiente disminución de los estrógenos), más de la mitad de las mujeres sufre atrofia vaginal. Pero solo una de cada cuatro de ellas consulta a su médico por este problema, por el que el profesional sanitario tampoco suele preguntar “por falta de tiempo y porque prioriza otras patologías”, tal y como ha resaltado Rafael Sánchez, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), durante la presentación de la MenoGuía sobre Salud Vaginal, patrocinada por Teva Woman Health. Una guía que nace precisamente con el objetivo de concienciar al profesional para que incluya dos preguntas más en su “entrevista” a la paciente, si nota sequedad vaginal y si experimenta dolor durante las relaciones sexuales.

Dos sencillas cuestiones que tanto Sánchez como Plácido Llaneza, presidente electo de la AEEM y que comenzará a ejercer como presidente en funciones en el mes de junio, consideran que ayudaría no solo a desmitificar el hecho de que la sequedad vaginal y la dispareunia tras la menopausia son normales, sino también a reducir el número de infecciones vaginales. Y es que, como ha destacado Llaneza, “unos niveles estrogénicos adecuados son una barrera de defensa frente a las infecciones prácticamente perfecto”. Asimismo, continúa este profesional, con la caída de estrógenos “el epitelio que rodea la vagina se hace más débil, lo que facilita también las infecciones”. Un problema, el de las infecciones, al que hay que añadir molestias como picor o escozor, que pueden provocar problemas de insomnio, e incluso prolapso vaginal o cistocele, subrayan estos expertos.

Ante esto, ambos profesionales han recordado la necesidad de prescribir tratamiento con estrógenos de actuación local, que no traspasan la barrera vaginal, frente a los tratamientos hormonales sistémicos, indicados para los síntomas más generales de la menopausia. Además, Sánchez ha subrayado la importancia de la administración crónica de estos tratamientos, dada la naturaleza progresiva de los síntomas de esta patología. En segunda línea de tratamiento, Sánchez y Llaneza recomiendan la utilización de hidratantes y lubricantes.

Además, la Menoguía también entra en situaciones clínicas especiales como, por ejemplo, la de las pacientes oncológicas. Así, por ejemplo, no se recomienda el uso de terapia estrogénica en pacientes que estén en tratamiento con inhibidores de la aromatasa. En esta área, Sánchez aconseja comenzar quizás con terapias naturales que, “si no son suficientes”, podrían ser sustituidas por terapias hormonales “previamente consensuadas siempre con el oncólogo”, enfatiza Sánchez. La guía está disponible, de manera gratuita, en la página web de la AEEM.