| miércoles, 23 de octubre de 2013 h |

Un equipo de especialistas de la Clínica Universidad de Navarra ha implantado, por primera vez en España, el ventrículo artificial de menor tamaño a un paciente de 66 años que padecía una insuficiencia cardiaca severa. Los facultativos optaron por la colocación de este dispositivo como “puente al trasplante” a la espera de un órgano cardiaco adecuado. El equipo de especialistas tomó esta decisión dado que el delicado estado de salud del paciente y la hipertensión pulmonar que presentaba hacían imposible mantenerlo a la espera de un órgano cardiaco trasplantable.

El equipo que intervino al paciente el pasado 12 de julio estuvo liderado por Gregorio Rábago, director de Cirugía Cardiaca de la Clínica Universidad de Navarra, e integrado por los doctores Rafael Hernández-Estefanía (Cirugía Cardiaca), María Josefa Iribarren (Anestesia) y Ana de Abajo (Anestesia), y las enfermeras especialistas Paz Pou, Salome Larráyoz, Sara Fernández, Inmaculada Ezcurra, Montserrat Pérez de Albéniz y Carmen Zudaire. Durante la cirugía se contó con la ayuda del equipo de la empresa productora del HeartWare y de la Compañía Mercé, encargada de la distribución y control del dispositivo en España.

La intervención se prolongó por espacio de ocho horas, y el paciente requirió un ingreso de 20 días en la UCI debido a su precaria situación preoperatoria, hasta su traslado a planta donde permanece actualmente en situación estable recuperándose satisfactoriamente.

Especialmente compleja fue la labor del equipo de Anestesiología, ya que, según señala Mª Josefa Iribarren, “en un paciente con insuficiencia cardíaca, no falla sólo el ventrículo izquierdo, sino que también debemos atender y tratar el precario estado del ventrículo derecho, especialmente en un caso como este, con hipertensión pulmonar”.

Con tal motivo, el proceder anestésico se centró, en primer lugar, en realizar una inducción anestésica muy lenta y cuidadosa, con la mínima repercusión hemodinámica y con soporte inotrópico (para aumentar la fuerza contráctil), “pues el paciente tenía una capacidad cardíaca muy limitada”, aprecia la doctora Iribarren.

A continuación efectuaron una monitorización invasiva, utilizando entre otros un catéter de Swan-Ganz, ya que por la patología del paciente era conveniente conocer “los valores de presión en la arteria pulmonar, la presión capilar pulmonar y la presión del ventrículo derecho, así como la saturación venosa mixta” indica. Además, se utilizó la ecocardiografía transesofágica “de gran ayuda en el manejo del ventrículo derecho. La desconexión de la circulación extracorpórea es un momento complicado ya que el ventrículo derecho debe tener capacidad para asumir el gasto cardiaco que se produce con la asistencia ventricular implantada en el ventrículo izquierdo”. Con esta finalidad se administran agentes inotrópicos y/o vasodilatadores pulmonares.

Entre otras circunstancias del paciente que los anestesiólogos atendieron, figura una insuficiencia renal crónica “lo que complicaba el manejo de la fluidoterapia y la volemia (volumen total de sangre circulante), aspecto que también se pudo controlar”. Finalmente, una vez terminada la intervención, se procedió al traslado del paciente a la UCI, donde permaneció para su adecuada recuperación durante casi tres semanas.

Ventajas del dispositivo

El HeartWare es un dispositivo de dimensiones muy reducidas. Pesa 120 g, menos de la mitad que el HeartMate II, que es el ventrículo artificial más implantado hasta la fecha. Su pequeño tamaño posibilita su colocación en el propio ventrículo izquierdo y su conexión directa a la aorta. El dispositivo funciona mediante un mecanismo de flujo continuo, generado a través de un cable que se mantiene permanentemente conectado a dos baterías (externas al organismo) de las que obtiene la energía necesaria para su funcionamiento. El cable se conecta también a un controlador, que monitoriza y controla el dispositivo, de forma que el paciente puede llevar una vida normal en su casa sin permanecer dependiente en un hospital.

Respecto a otros dispositivos utilizados para planteamientos similares, como es el HeartMate II, Rábago explica que el sistema de funcionamiento es diferente. El dispositivo implantado a este paciente (HeartWare) se rige por un sistema de levitación magnética, es decir, el mecanismo consta de un cilindro que no precisa ningún eje de sujeción y que, al aplicarle corriente eléctrica, activa una serie de imanes, que hacen que el rotor consiga flotar y girar. “Las ventajas que ofrece este sistema estriban en que se reduce la zona de trombosis ya que se trata de un dispositivo de menores dimensiones. Su reducido tamaño posibilita su implante directo en el ventrículo izquierdo, sin que sea necesaria ninguna conexión intermedia con el ventrículo. De este modo, sólo precisa de una conexión directa con la aorta”, añade el cirujano cardiaco.