R. C. Madrid | viernes, 18 de diciembre de 2015 h |

Recién aterrizado en el Ramón y Cajal como jefe de Sección de Cáncer de Mama y Tumores Ginecológicos, Javier Cortés habla con GM de los nuevos retos que asume y de la investigación en un tumor, el de mama, que todavía hoy sigue siendo el más prevalente entre las mujeres.

Pregunta. Geicam y Fecma han lanzado “Generación Cero”, una campaña que aboga por que las nuevas generaciones no tendrán que temer al cáncer de mama. ¿Es esto cierto?

Respuesta. Yo discrepo. Es verdad que hemos mejorado en los últimos 20 años, pero una paciente con metástasis que no se curaba hace 20 años es una paciente que no se cura hoy. Viven más y ca da vez habrá más pacientes que no se mueran de cáncer y que tengan la enfermedad cronificada, pero no creo que podamos curarlo en los próximos 20 años. Con los conocimientos que tenemos hoy en día, nos falta mucho para poder decir esto.

P. En HER2+, se han conseguido tasas de supervivencia nunca antes vistas en oncología. ¿Es posible conseguir algo más aquí o hemos tocado techo?

R. El cáncer de mama HER2+ es un ejemplo de lo que puede pasar en los próximos años, donde hoy día podemos curar del 85 al 90 por ciento de las pacientes con un tumor primario. Pero cuando el tumor debuta con metástasis, aunque la mediana de supervivencia sea prolongada, de unos 5 años, la gente se sigue muriendo. Solo en entre un 5 y un 10 por ciento podemos considerar cronificada la enfermedad. Puede que en los próximos 15 años esto se convierta en un 30 o 40 por ciento, pero nada más. Hay que investigar en nuevos tratamientos, en los mecanismos de resistencia y en inmunoterapia. Con ella, sí veremos cómo algunas pacientes logran curarse.

P. Pero no se habla mucho de inmunoterapia en cáncer de mama…

R. Porque la investigación en cáncer de mama va un poquito por detrás. Pero precisamente en triple negativo, hoy el cáncer de mama de peor pronóstico, es donde la inmunoterapia está dando sus mejores resultados. De hecho, los datos preliminares de estudios pequeños que tenemos ofrecen la misma eficacia que en cáncer de pulmón. En dos o tres años, tendremos resultados y veremos cómo la inmunoterapia será, muy probablemente, un tratamiento estándar en estas pacientes. En el Ramón y Cajal estamos liderando tres estudios importantes a nivel mundial con pembrolizumab o nivolumab, entre otros agentes, y algunos de ellos ya están en fase 3.

P. ¿Qué otras opciones existen?

R. Se están probando muchísimas combinaciones en triple negativo. Por ejemplo, hay dos fármacos de quimioterapia que han demostrado ser mejores que lo que teníamos: eribulina para pacientes metastásicas y nab-paclitaxel para pacientes curables. En segundo lugar, la combinación de quimioterapia con platinos puede mejorar el pronóstico. Además, hay una serie de fármacos como velaparib o los inhibidores de AKT que están dando resultados prometedores en estudios iniciales. Hay que expandir estas líneas de investigación.

P. Mucha investigación, pero ¿qué pasa con la práctica clínica?

R. Sí, es cierto que hay mucha investigación, pero que seguimos teniendo pobres resultados. Creo que con la inmunoterapia se dará un paso importante, pero es verdad que faltan aún dos o tres años para llegar a la clínica. Otra línea importante que hemos descubierto es que algunas pacientes triple negativas expresan el receptor de andrógeno. Hemos visto que enzalutamida, indicado en cáncer de próstata, tiene muchísima actividad en estas pacientes y ahora vamos a liderar un estudio fase 3 entre el Ramón y Cajal y el Vall d’Hebron.

P. ¿Trasladas tus estudios sobre eribulina del VHIO al Ramón y Cajal?

R. Los estudios del Vall d’Hebron están acabados y los nuevos que pongamos en marcha estarán coliderados por ambos centros. Ahora, vamos a ser los primeros del mundo en explorar la combinación de eribulina con inhibidores de la vía PI3K-AKT-mTOR. Este ensayo clínico comenzará en enero de 2016.

P. ¿Por qué este cambio profesional?

R. Porque soy madrileño y llevo 17 años fuera de Madrid. Creo que la sanidad catalana es excepcional y haber estado en el Vall d’Hebron ha sido una oportunidad única, pero es un reto llevar ahora lo bueno de allí al Ramón y Cajal, al tiempo que me aprovecho de lo bueno de este hospital. Voy a colaborar con Alfredo Carrato, jefe del Servicio de Oncología, para intentar posicionar al Ramón y Cajal como un hospital de referencia en oncología en Europa. En España ya está en primeras posiciones.

P. ¿Incluso con los recortes en financiación de la investigación?

R. La investigación clínica depende de la industria farmacéutica, que confía en la oncología española. Prueba de ello es que incluso lideramos algunos estudios mundiales, así que aquí hay un nivel altísimo. El reto está en la investigación preclínica, que no depende tanto de la industria farmacéutica y en la que, a diferencia de otros países, hay poco dinero público y poco dinero privado. Hay que hacer un llamamiento, en Barcelona es algo que funciona bien y en Madrid peor. Es una pena que España no sea pionera en industria biotecnológica, que al final es lo que da riqueza.

P.¿Entiendo que quiere que se apruebe ya la Ley de Mecenazgo?

R. Absolutamente. Aquí hay muchas cosas que tienen que cambiar. Una es esta y otra es que la oncología médica debería estar liderada por los oncólogos médicos. Tiene que haber una equidad total entre comunidades autónomas y hospitales, no puede ser que en una comunidad se permita dar un fármaco y en otra no. O que, dentro de la misma comunidad, haya un hospital que sí lo dé y otro que no por el poder absolutamente desproporcionado que han adquirido en ocasiones los farmacéuticos de hospital. No es normal que la decisión de prescripción se base en que un farmacéutico quiera o no autorizarlo.

P. ¿No está de acuerdo con los IPT?

R. Absolutamente no. Creo que los IPT los tendría que hacer la SEOM y que esto se garantizara automáticamente. ¿Qué es esto de que un hospital decida si ese IPT se puede o no modificar y encima a criterio de un farmacéutico? Esto hay que denunciarlo y de forma alta y clara. La prescripción de un fármaco depende del oncólogo médico y, en cualquier caso, del gerente del hospital. Yo he tenido pacientes familiares de gerentes de otros hospitales que han venido a tratarse a mi centro, en Cataluña, para obtener determinados fármacos. No puede ser. La eficiencia no es no prescribir, sino prescribir a los pacientes que pensamos que realmente se pueden beneficiar. Si no se puede financiar un fármaco por el motivo que sea, pues que no se financie a nivel nacional, pero no puede ser que la decisión dependa de un farmacéutico, que es lo que está pasando en sitios como Madrid o Barcelona.

P. ¿Cuál es la solución?

R. Que el paciente pida siempre una segunda opinión en otro hospital.

Somos los primeros del mundo en estudiar la combinación de eribulina e inhibidores de PI3K-AKT-mTOR”

No es normal que
la prescripción dependa de que un farmacéutico hospitalario lo autorice o no”